miércoles, 28 de noviembre de 2007

LOS CRÍMENES DE TITO EN YUGOESLAVIA

 El mariscal Josip Broz Tito, presidente de la federación Yugoeslavia hasta 1980
La memoria histórica de Eslovenia exhuma el pasado comunista
Por Ricardo Estarriol, en Aceprensa, 7 de noviembre de 2007
Viena. En una sola de las 540 fosas comunes registradas en Eslovenia, donde en septiembre empezaron excavaciones, hay por lo menos el doble de las víctimas exhumadas en las fosas de Srebrenica en Bosnia. Allí, en Bosnia, estaban los restos de los 8.000 musulmanes detenidos y fusilados por las tropas serbias en 1995. Los crímenes llevados a cabo por orden de Tito fueron mayores que los de Milosevic, Mladic y Karadzic juntos.

Según ha declarado el presidente de la comisión del gobierno esloveno para las fosas comunes, Joze Dezman, “Eslovenia fue el epicentro del terror comunista en Europa”. Ha sido el Museo de Historia Contemporánea de Ljubljana el que ha despertado la memoria histórica sobre esta cuestión con una exposición organizada bajo el título “Lucha contra la fe y la Iglesia”. La exposición abarca la época de 1945 hasta 1961.

El régimen consideraba que la Iglesia católica era “la columna vertebral de la oposición” y la persecución continuó después de 1945, meses y años después de que hubieran callado los cañones. Era la única organización que no estaba controlada por el aparato del poder. En septiembre de 1945 la conferencia de obispos de Yugoslavia había tenido el valor de criticar la “abierta persecución contra la Iglesia” y de dirigir una carta muy dura en este sentido a Tito. El ambicioso mariscal consideró que aquello era “una especie de declaración de guerra oficial” y el partido reaccionó durísimamente.

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El corresponsal del Frankfurter Allgemeine Zeitung, Karl-Peter Schwarz, parte de cuyas informaciones sobre el tema son recogidas en este artículo, menciona las siguientes cifras: la mitad del millar de sacerdotes que vivían entonces en Eslovenia fue llevado a los tribunales, hubo juicios contra franciscanos, jesuitas y otras órdenes religiosas, nueve sacerdotes fueron condenados a muerte. Una persona que había intentado quemar vivo al obispo de Ljubljana, Antón Vovk, en 1952 fue condenado a diez días de arresto. Con una absurda campana propagandística se acusó además a la Iglesia de cooperar no sólo con los fascistas, sino con los comunistas estalinistas del Komintern (que en 1948 había expulsado a Tito).

Digerir la guerra civil

La historia religiosa de Eslovenia no es fácil y ha dejado huellas en el presente. Pero la polémica actual se debe a que esta pequeña nación no ha conseguido digerir la guerra civil que tuvo lugar en el país durante la Segunda Guerra Mundial, cuando el territorio nacional estaba dividido entre los tres ocupantes: alemanes, italianos y húngaros. Los partisanos comunistas de Tito (con el apoyo de los aliados) monopolizaron la resistencia y lucharon contra todos los que no se les sometían. De hecho, los católicos temían más la victoria del comunismo, puesto que estaban convencidos de que tarde o temprano los ocupantes saldrían del país, pero los comunistas, no.

Después de la guerra, Tito liquidó a todos los que se oponían a su régimen. Asombrosamente, hoy día en Eslovenia las cuestiones religiosas continúan siendo un importante caballo de batalla en la lucha política. El 57% de la población eslovena es católica. Todavía existen durísimas polémicas sobre cuestiones que han sido solucionadas de forma satisfactoria hace tiempo en otros países, como es la enseñanza de la religión en las escuelas públicas. La prensa de la izquierda, por ejemplo, considera que colocar una cruz en la cima de una cumbre de los Alpes Julianos, es una violación del principio de la separación de Iglesia y Estado.

En Maribor ha sucedido ahora algo semejante a lo que había sucedido hace años en la Moravia checa, cuando se estaba construyendo un tramo de autopista. Allí en Pohorelice se halló una fosa común con una parte de las 5.000 víctimas registradas durante la llamada “marcha de la muerte” de alemanes de Moravia expulsados en 1945 por los comunistas checos.

En Eslovenia, hace ocho años, cuando se estaba construyendo una carretera de circunvalación por un bosquecillo de Tezno, un suburbio de Maribor, tuvo que excavarse ya una parte del antiguo foso de carros, que en total tenía la longitud de un kilómetro y medio y una anchura de cuatro metros. Siempre se supo que aquello había sido una fosa común, pero las autoridades no querían abrirla. En aquella parte fueron exhumados entonces 1.179 cadáveres de soldados croatas, serbios y montenegrinos, así como soldados alemanes, miembros de la (hoy inexistente) minoría alemana en Eslovenia y víctimas civiles de las depuraciones políticas de la postguerra en Eslovenia y Croacia.

A instancias de la constructora, el gobierno accedió a que se continuara la construcción de la autopista, sabiendo que en la fosa había todavía varios miles de cadáveres. Las excavaciones llevadas a cabo hasta el momento hacen suponer que en aquel foso se encuentran de 15.000 a 20.000 cadáveres. Entre ellos figuran seguramente miles de fugitivos croatas que los británicos entregaron a los partisanos en Bleiburg (Austria). Se supone que existen otras fosas en cráteres rellenados al sur de la ciudad y en la colina Pohorje en Maribor. El foso para carros de combate era un lugar ideal para llevar a cabo ejecuciones en masa: bastaba con poner a las víctimas al borde del foso, lanzar varias ráfagas de ametralladora y cubrir los cadáveres de tierra.

Crímenes de los partisanos comunistas

El encargado de llevar a cabo la investigación es el historiador Mitja Ferenc, quien ha revelado que después de haber sido publicados los primeros resultados de las excavaciones, van apareciendo testigos que recuerdan los acontecimientos de mayo de 1945. Las ejecuciones duraron semanas: las víctimas llegaban en camiones. En muchos de los huesos exhumados hay restos de los alambres con que habían sido atados. El pasado mes de septiembre el gobierno actual (conservador) ha decidido levantar un monumento a las víctimas.

Ya en 1944 el cuartel general americano en Roma había tenido noticias de que los partisanos disponían de listas de personas que tenían que ser liquidadas en Eslovenia: según aquellas informaciones, los partisanos comunistas querían ejecutar a 106.000 potenciales enemigos del régimen: 50.000 de Trieste, 15.000 de Ljubljana y 41.000 del resto del país.

A pesar de todo ello, el oscuro capítulo de los crímenes de lesa humanidad y genocidio del régimen comunista había sido ignorado y minimizado durante años en Eslovenia. Era un tabú que nadie tocaba. La actual recuperación de la memoria histórica es en buena parte el resultado del empeño profesional de historiadores como Tamara Griesser-Pecar (en su libro “El pueblo desgarrado: Eslovenia 1941-1946”) y Joze Dezman (“Eslovenia se asemeja a los Killing Fields de Camboya”) y de los esfuerzos de la Iglesia católica.

jueves, 28 de junio de 2007

CRÍMENES COMUNISTAS LARGAMENTE SILENCIADOS

Foto:http://www.superstock.com/stock-photos-images/1035-1071 Josip Broz TITO
                                                 JOSIP BROZ TITO
Julio de 2006
Por Carmen Verlichak(*)

En los momentos en que se derribó el Muro de Berlín – ya un poco antes- comenzaron a conocerse en mayor medida algunos hechos que ocurrieron al terminar la Segunda Guerra Mundial, como la cuestión de la repatriación forzada de prisioneros, y su trágico final. Estas operaciones, fruto del acuerdo entre W. Churchill, Anthony Eden, Stalin y el ministro de Asuntos Exteriores soviético Vyaceslav Mihajlovic Skrjabin – más conocido como Molotov - fueron durante mucho tiempo un secreto sólo conocido por los implicados directamente. El mundo comunista no tenía intenciones de develarlas así como los aliados eran reticentes al momento de reconocer crímenes de guerra propios. Por su parte el hombre común del llamado mundo libre estaba suficientemente espantado por los crímenes examinados en Nuremberg. De manera que nunca hubo juicio, castigo ni pedidos de perdón. Desde la caída de Stalingrado – febrero de 1943 – los ciudadanos soviéticos que trataban de huir del régimen llegaban a unos 5 millones; estos fueron repatriados desde distintos puntos hacia una muerte segura. De 900 mil a un millón de seguidores del ejército ruso de liberación que lideraba el General Andrei Vlasov fueron los primeros en ser obligados a retornar. Esto fue relatado por Aleksandr Solzhenitsyn en su libro Archipiélago Gulag. Las víctimas que siguieron fueron unos tres mil oficiales cosacos en Lienz; luego decenas de miles de oficiales y civiles de varias naciones de Europa que sirvieron a su país durante la guerra. Finalmente, les tocó el turno a millones de refugiados civiles que huyeron de las promesas de Stalin, Tito, Hoxha y otros. Los provenientes de la URSS estaban fuera de toda convención sobre prisioneros de guerra. De manera que si las convenciones habían protegido a algunos en algunos casos, no fue así con los soviéticos ya que Rusia nunca firmó alguna de las múltiples convenciones sobre prisioneros de guerra.

La tragedia de Bleiburg

No fueron solo ellos; los croatas que habían apoyado al gobierno independiente de Croacia abandonaron su capital, Zagreb, en los primeros días de mayo al saber fehacientemente que no habría lugar para ellos en la Yugoslavia de Tito.

Se trataba del ejército y se trataba de la población civil que no adhería a Tito ni a sus partisanos. Marcharon en largas columnas hacia la frontera de Austria para rendirse a los ingleses – que comandaban esa región en el momento – y acogerse a las leyes internacionales sobre prisioneros de guerra. Sin embargo, los hechos fueron totalmente diferentes a lo esperado.

Tal como lo consigno el informe de Studia Croatica publicado en Buenos Aires en 1963 y lo que describió en 1985 el historiador anglo ruso Nikolai Dmitrevic Tolstoy Miloslavsky describió en su libro El ministro de las masacres, en mayo del 45 el Quinto Cuerpo del Octavo Ejército Británico entregó a Stalin y a Tito un total de 70.000 soldados croatas, eslovenos y cosacos, y un número de civiles entre 200 y 400 mil que habían buscado refugio en Bleiburg, ciudad de frontera entre Austria y Eslovenia. Los deportados fueron fusilados por los guerrilleros y apilados en fosas comunes. Los sobrevivientes fueron obligados a caminar por toda Yugoslavia en lo que se llamó Marchas de Muerte, y eso fue en verdad, ya que las victimas fueron encontrando la muerte por los golpes, el hambre y la extenuación.

Estos acontecimientos recibieron el nombre de Tragedia de Bleiburg por el nombre de la ciudad austriaca de frontera desde donde fueron devueltos en su mayoría. También recibió el nombre de Superkatyn croata en referencia a las fosas comunes de Katyn (1). En este caso el numero de víctimas superó horriblemente al de la tragedia en tierra rusa, de hecho se multiplicó por veinte. Las matanzas colectivas más grandes tuvieron lugar en los bosques de Maribor y Celje (Eslovenia) y en los alrededores de Zagreb, la capital de Croacia.
Sucedió aquí una flagrante violación a las Convenciones de Ginebra del 27 de julio de 1929 sobre el tratamiento de soldados heridos y prisioneros de guerra. Yugoslavia había adherido a las convenciones en 1931 y por lo tanto debía respetarlas. Por su parte, al formar su Estado Independiente, Croacia también adhirió en firma del 29 de enero del 43. Como dijimos, otro era el status de los cosacos a quienes no protegía ninguna convención ya que la URSS no había firmado nada en ese aspecto. (2)

No se les ahorró la crueldad hacia el enemigo muerto y en su desprecio por los principios básicos de humanidad, los comunistas nivelaron y araron los cementerios militares. Arrojaron a los prisioneros y fugitivos masacrados en pozos, ríos y zanjas. Según el informe publicado por Studia Croatica hay centenares de millares de tumbas desconocidas (3).

Tanto Tolstoy como el informe de Studia Croatica dejan bien sentado que esto fue responsabilidad de los comandantes, ingleses y del ejército yugoslavo de Tito y de ninguna manera fueron hechos aislados que se puedan atribuir a excesos de la soldadesca.

Un crimen aun envuelto en el misterio

Las narraciones de las víctimas que han sobrevivido Bleiburg son más o menos conocidas, pero lo que me interesa en particular y desconozco, es la relación que hubo entre Tito y los ingleses, es decir cuáles eran sus acuerdos, que en aquel entonces eran un secreto de estado. No sé cuales fueron, pero evidentemente el régimen de Belgrado impedía el acceso a la documentación. Mientras en Serbia no haya un gobierno libre y democrático, este aspecto fundamental de la tragedia de Bleiburg quedará sin revelar, dijo Tolstoy quien concentró su atención en un aspecto que hasta ahora sigue siendo según sus palabras un misterio siniestro y extraño: la decisión de las autoridades militares británicas de devolver a los croatas sabiendo que serían masacrados nunca tuvo una explicación satisfactoria. Es un enigma que investigo durante varias décadas y que aun hoy no puedo dar una cuenta coherente. Explícitamente en ocasiones - e implícitamente – el comando británico aceptó que tenían 25,000 personas que el 15 de mayo se pusieron bajo su protección y la de las leyes internacionales. El Gobierno británico era responsable por su protección y el trato humano como prisioneros de Guerra bajo los términos de Ginebra de 1929. Aparentemente el comando del Quinto Cuerpo no había contemplado actuar como lo hizo, si ese hubiera sido el caso los refugiados hubieran estado prevenidos. ¿Qué fue lo que causó ese dramático y deshonroso cambio de política? Los hechos muestran claramente que hubo una intervención decisiva el día 13 de mayo. Harold Macmillan era ministro residente en el Mediterráneo, asesor del mariscal de campo Alexander. Tenía, por tanto, la autoridad para comunicarse directamente con el Foreign Office y el Primer Ministro. El día 12 había convenido con Alexander volar hacia el Octavo Cuerpo del ejército asentado en el noroeste de Italia. En ese momento ocurrió algo que dio lugar al violento cambio en la agenda de Macmillan. No viajó a Nápoles como era lo planeado sino que inesperadamente voló al norte hacia Austria. Lamentablemente las anotaciones que McMillan llevaba en su diario presentan en esos días grandes anomalías y expurgaciones atribuidas a su biógrafo sicofante. Por lo que, sigue el misterio acerca de lo sucedido en esos días.

(1) Fueron 4433 intelectuales y oficiales polacos hallados en el bosque de Katyn, cerca de Smolensko, Rusia, asesinados por la NKVD (policía política soviética) en 1940. En 1952 informe de la comisión de la cámara de representantes de Washington. (Datos de Studia Croatica)
(2) Si bien es harto conocido repetiremos que en la haya 1907, ratificado por Ginebra 1929 dice está especialmente prohibido... matar o herir a un enemigo que, habiendo depuesto las armas, careciendo de medios de defensa, se entrega a discreción.
(3).... los bandos beligerantes se ocuparán de que los prisioneros de guerra, muertos en cautividad, sean dignamente sepultados y que sus tumbas estén provistas de los necesarios signos de identificación, respetadas y decorosamente cuidadas.
(*)Es directora del Centro de Estudios Danubianos
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