lunes, 9 de noviembre de 2009

Secuestran a bloggeros cubanos que participaban en marcha contra la violencia






Marcha contra la violencia en la Habana



Por Yoani Sánchez (Cuba)

Licenciada en Filología. Reside en La Habana y combina su pasión por la informática con su trabajo en el Portal http://www.desdecuba.com/generaciony/
yoani.sanchez@gmail.com

Cerca de la calle 23 y justo en la rotonda de la Avenida de los Presidente, fue que vimos llegar en un auto negro –de fabricación china– a tres fornidos desconocidos: “Yoani, móntate en el auto” me dijo uno mientras me aguantaba fuertemente por la muñeca. Los otros dos rodeaban a Claudia Cadelo, Orlando Luís Pardo Lazo y una amiga que nos acompañaba a una marcha contra la violencia.
Ironías de la vida, fue una tarde cargada de golpes, gritos y malas palabras la que debió transcurrir como una jornada de paz y concordia. Los mismos “agresores” llamaron a una patrulla que se llevó a mis otras dos acompañantes, Orlando y yo estábamos condenados al auto de matrícula amarilla, al pavoroso terreno de la ilegalidad y la impunidad del Armagedón.

Me negué a subir al brillante Geely y exigimos nos mostraran una identificación o una orden judicial para llevarnos. Claro que no enseñaron ningún papel que probara la legitimidad de nuestro arresto. Los curiosos se agolpaban alrededor y yo gritaba “Auxilio, estos hombres nos quieren secuestrar”, pero ellos pararon a los que querían intervenir con un grito que revelaba todo el trasfondo ideológico de la operación: “No se metan, estos son unos contrarrevolucionarios”.
Ante nuestra resistencia verbal, tomaron el teléfono y dijeron a alguien que debió ser su jefe: “¿Qué hacemos? No quieren subir al auto”. Imagino que del otro lado la respuesta fue tajante, porque después vino una andanada de golpes, empujones, me cargaron con la cabeza hacia abajo e intentaron colarme en el carro. Me aguanté de la puerta… golpes en los nudillos… alcancé a quitarle un papel que uno de ellos llevaba en el bolsillo y me lo metí en la boca. Otra andanada de golpes para que les devolviera el documento.

Adentro ya estaba Orlando, inmovilizado en una llave de kárate que lo mantenía con la cabeza pegada al piso. Uno puso su rodilla sobre mi pecho y el otro, desde el asiento delantero me daba en la zona de los riñones y me golpeaba la cabeza para que yo abriera la boca y soltara el papel. En un momento, sentí que no saldría nunca de aquel auto.
“Hasta aquí llegaste Yoani”, “Ya se te acabaron las payasadas” dijo el que iba sentado al lado del chófer y que me halaba el cabello. En el asiento de atrás un raro espectáculo transcurría: mis piernas hacia arriba, mi rostro enrojecido por la presión y el cuerpo adolorido, al otro lado estaba Orlando reducido por un profesional de la golpiza. Sólo acerté a agarrarle a éste –a través del pantalón– los testículos, en un acto de desespero. Hundí mis uñas, suponiendo que él iba a seguir aplastando mi pecho hasta el último suspiro. “Mátame ya” le grité, con la última inhalación que me quedaba y el que iba en la parte delantera le advirtió al más joven “Déjala respirar”.

Escuchaba a Orlando jadear y los golpes seguían cayendo sobre nosotros, calculé abrir la puerta y tirarme, pero no había una manilla para activar desde adentro. Estábamos a merced de ellos y escuchar la voz de Orlando me daba ánimo. Después él me dijo que lo mismo le ocurría con mis entrecortadas palabras… ellas le decían “Yoani sigue viva”. Nos dejaron tirados y adoloridos en una calle de la Timba, una mujer se acercó “¿Qué les ha pasado?”… “Un secuestro”, atiné a decir. Lloramos abrazados en medio de la acera, pensaba en Teo, por Dios cómo voy a explicarle todos estos morados.
Cómo voy a decirle que vive en un país donde ocurre esto, cómo voy a mirarlo y contarle que a su madre, por escribir un blog y poner sus opiniones en kilobytes, la han violentado en plena calle. Cómo describirle la cara despótica de quienes nos montaron a la fuerza en aquel auto, el disfrute que se les notaba al pegarnos, al levantar mi saya y arrastrarme semidesnuda hasta el auto.
Logré ver, no obstante, el grado de sobresalto de nuestros atacantes, el miedo a lo nuevo, a lo que no pueden destruir porque no comprenden, el terror bravucón del que sabe que tiene sus días contados.
FUENTE: http://www.desdecuba.com/generaciony/

Bloggera Yoani Sánchez fue secuestrada y golpeada por la policía de la dictadura castrista






Tomada de http://www.elpais.com


La ganadora del premio Ortega y Gasset, que fue puesta en libertad a los 20 minutos, afirma que fue maltratada "física y verbalmente" por la Policía

EFE - La Habana - 07/11/2009

La bloguera cubana Yoani Sánchez, ganadora de varios premios internacionales, ha afirmado que fue retenida durante veinte minutos y maltratada por policías cuando se dirigía a una manifestación en favor de la no violencia.
Sánchez ha relatado que iba caminando por una calle de La Habana con otros blogueros cuando fueron interceptados por agentes de la seguridad del Estado que les pidieron que les acompañaran, a lo cual se negaron y exigieron que les mostraran órdenes de arresto.

Al resistirse los blogueros, los policías los metieron a la fuerza en dos vehículos y los maltrataron "física y verbalmente" antes de dejarlos en otro lugar de la ciudad veinte minutos después, ha afirmado Sánchez, que ya estaba en su casa cuando dio las declaraciones.

"Fui secuestrada al peor estilo siciliano, con violencia verbal, física, llaves de inmovilidad, rodillazos", ha relatado Sánchez sobre el incidente, algo que ha sido confirmado por otros blogueros.

El procedimiento policial fue similar al aplicado frecuentemente a disidentes políticos, en lo que la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN, no reconocida por el gobierno) llama "represión de baja intensidad".

Con su blog "desdecuba.com/Generación Y", Sánchez, de 34 años, ha ganado el premio de periodismo digital Ortega y Gasset y el estadounidense María Moors Cabot.



FUENTE:

La izquierda y el muro de Berlín


Gonzalo Gamio Gehri

Por estas fechas recordamos la caída del tristemente célebre Muro de Berlín y el fin del “socialismo realmente existente”. Definitivamente, se trata del hecho que marcó con mayor intensidad a mi generación. El bloque del este se resquebrajaba precisamente en tiempos en los que yo ingresaba a la PUCP. A los jóvenes que estudiábamos en la universidad por aquellos años nadie tenía que instruirnos acerca de lo que significaba una ‘crisis de paradigmas’. Era lo que prácticamente se respiraba en el aire.

Nunca fui marxista, aunque disfrutaba leyendo a Marx, sobre todo el Marx joven de los Manuscritos; como leí tiempo después la Fenomenología del Espíritu de Hegel y La Condición Humana de Arendt, leía a Marx y a los suyos como a una especie de “rivales intelectuales” a quienes uno respeta, pero procura refutar buscando sutiles argumentos. El presunto “materialismo” marxista no me resultaba para nada atractivo.
Entonces yo era una suerte de ‘socialdemócrata’, un ‘izquierdista cristiano’ merced a mis lecturas, y a mi percepción del escenario político del momento. Izquierda Unida era la segunda fuerza política, el APRA estaba por culminar su armagedónico primer gobierno, y Mario Vargas Llosa concretaba su candidatura concertando una más que discutible alianza con la derecha tradicional. Algunos ya proclamaban la victoria final del capitalismo, aunque Fukuyama todavía no publicaba El fin de la historia.

Interpretaba la “crisis del socialismo” como un signo de los tiempos, una circunstanciaúnica e interesante para repensar los ideales de justicia y solidaridad sin renunciar a ellos. El dogmatismo me disgustaba, tanto en los cristianos conservadores como en los representantes estudiantiles de la izquierda partidarizada. Veía a los estudiantes izquierdistas con mayor vocación académica examinar sus propios planteamientos (por ejemplo, el cuestionamiento de la centralidad de la categoría identitaria “clase”, en desmedro de la “cultura”, el “género” y otras dimensiones de una identidad multidimensionalidad).
Sin embargo, no observaba en la mayoría de los dirigentes estudiantiles de izquierda en las universidades públicas y privadas de Lima (los que “hacían política”) la menor disposición a relativizar o cuestionar el propio discurso ideológico. Tampoco muchos políticos de izquierda (particularmente los más radicales, los que contribuyeron a acabar con IU poco tiempo después). Muchos jóvenes independientes - y también muchos militantes - considerábamos que esa tarea crítica (y autocrítica) era urgente, que había que reconocer no sólo los errores y ese peligroso pathos fundamentalista, sino especialmente las injusticias.
No me refiero solamente a la identificación de las evidentes debilidades del capitalismo de Estado propio del bloque soviético - el caballo de batalla de los 'censores' entonces -, o a los desencuentros entre la obra de Marx y el punto de vista de los “marxistas”. Pienso también en la doctrina del “partido único” y la criminalización de la discrepancia. No en vano parte del cuestionamiento de los disidentes del régimen comunista en occidente se expresaba en la búsqueda de “espacios de sociedad civil” que permitieran garantizar la pluralidad de voces en la arena cívica[1]. Las atrocidades del estalinismo o la supresión de las libertades en Cuba no eran denunciadas con la debida severidad.

Pasados veinte años de la caída del comunismo, debo decir que todavía la izquierda no ha digerido del todo bien este proceso. En el Perú, existe un amplio sector de la izquierda - el más 'radical' - que mantiene el mismo discurso dogmático "duro" y las mismas consignas cavernarias del ayer (incluso no ha zanjado posiciones con quienes todavía invocan la violencia como "método" para el logro del poder), y que ni siquiera ha conseguido renovar la cúpula que la dirige; sus coqueteos con el Partido Nacionalista revelan su talante oportunista.
El sector de la izquierda peruana que ha intentado reformular explícitamente sus cimientos ideológicos – incorporando en su agenda política los temas de Derechos Humanos, diversidad cultural y género, por ejemplo -, ha descuidado el denominado trabajo “de base”, no ha logrado echar raíces en los movimientos populares, y ha sufrido verdaderos descalabros electorales. Será motivo de otro post examinar las causas de este fenómeno (pues no es suficiente aludir a la estigmatización del pensamiento de izquierda fruto de lo vivido en los años del conflicto arnmado).
No se trata solamente de "cuestiones de liderazgo" - como algunos analistas señalan - sino de la elaboración de una propuesta política articulada. Después de dos décadas, es lamentable constatar que los partidos de la izquierda peruana no han logrado aún renovarse y convertirse realmente en una alternativa democrática, madura y responsable. Hasta donde podemos ver no se ha profundizado lu suficiente en esta ‘crisis de paradigmas’ para extraer las lecciones pertinentes.

FUENTE:
http://http://gonzalogamio.blogspot.com/2009/11/el-muro-y-la-izquierda-recuerdos-de.html

CAÍDA DEL MURO DE BERLÍN: El fin del monstruo

Por: SANDRO MARIÁTEGUI


LIMA Tenía poco tiempo de instalado en Madrid y estaba una noche mirando el noticiero cuando anunciaron algo surrealista: la RDA había decidido abrir el Muro de Berlín. ¡El fin del comunismo! No podía creerlo. Esa odiosa ideología que parecía implacablemente indestructible, ese cáncer que no había cesado de extenderse por el planeta, que había encandilado a millones por décadas y que había matado más gente aún que el nazismo, había colapsado inesperadamente. Es cierto que ya Gorbachov había lanzado la perestroika y el glásnot y que Hungría y Checoslovaquia habían aflojado los controles migratorios un poco antes, pero nadie se esperaba esto tan repentinamente.

No sé cómo se lo podría explicar a un joven de hoy, pero el comunismo parecía invencible, con una eficazmente robótica Unión Soviética que era una superpotencia apenas contenida en Europa Occidental por EE.UU., la otra superpotencia, con la OTAN, y que no dejaba de extenderse como un pulpo por el mundo. Muchos -sobre todo los "intelectuales"- te repetían el credo rojo con el mayor fervor y se hacían los ciegos ante lo obvio: el comunismo era una militarista dictadura sangrienta y absoluta, donde un grupito que controlaba el poder volvía gigantescas cárceles a sus países e imponía su parecer hasta en los aspectos más nimios de la vida de la gente.

Era la más gigantesca estafa de la historia y hacía rato que eso era evidente, menos para los más supuestamente "pensantes". El 99% de la intelectualidad peruana no dejaba de rendirle pleitesía y hoy en día me da risa verlos cómo tratan de esconder ese vergonzoso pasado. ¡Si escuchasen hoy lo que pregonaba Izquierda Unida! Nadie defiende ahora a Fidel como en aquellos días, salvo fósiles vivientes como César Lévano y Javier 007 Canseco, sujetos estrambóticos como el higiénico Raúl Wiener o servidores del chavismo como Ollanta.

Por una cuestión de azar, tuve la suerte de viajar a Berlín aquel diciembre. Pude coger un martillo y darle con todo a ese puto muro mientras eufórico le mentaba la madre a todo ese rojerío tan asfixiantemente estúpido que había tenido que aguantar en la universidad y en el país.

También pude pasar a la RDA, ya bajo el más permisivo Modrow (el feroz tirano Erick Honecker murió asilado en Chile por el presidente Aylwin y la hipócrita Concertación. Fujimori fue un niño de teta al lado), un lugar opresivo, gris, lóbrego y pobretón que contrastaba mucho con la opulenta RFA. Las calles de Berlín Oriental eran tan tristes, llenas de vitrinas vacías, casas despintadas, carros antediluvianos, guardias, soplones y estraperlistas que querían cambiarte marcos y dólares a escondidas.

Mientras caminaba por ese infierno helado, recordaba cómo Francisco Eguiguren había tratado de defender una mañana a la RDA durante una clase de Derecho con el sicotrópico argumento de que nadie se fijaba cuánta gente al año se escapaba a la RDA. ¡O Pease, las cosas que hablaba Henry Pease! Tiempo después, conversaba en Praga con unas personas que habían estado negociando con el dictador Husak la salida del régimen comunista. Me contaron que éste les había dicho que hacía años que los comunistas sabían que todo era una gran farsa. Y el comunismo en Europa del Este fue sólo brutal imperialismo ruso.

Se acabó IU y Fidel es una patética reliquia, pero aún tenemos jodiendo al neocomunista Hugo Chávez y a Sendero en la Selva. A Corea del Norte. A varios imbéciles locales que aún creen en eso. Al descerebrado de Maradona. La lucha continúa, pero el monstruo está mortalmente herido.

1989: CAÍDA DEL MURO DE BERLIN

Por CARLOS CHIPOCO

LIMA Hace veinte años cayó el Muro de Berlín y con él se vino abajo todo el conglomerado de países comunistas que estaban -como bautizó Churchill - "tras la cortina de hierro". Aún no se han asumido todas las enseñanzas de ese proceso político, el más importante del siglo XX. Tampoco hemos terminado de procesar las variables que permitieron la caída del comunismo en forma pacífica -a excepción de Rumania� y al mismo tiempo radical. Fueron muchos los que facilitaron esta transición del autoritarismo a la democracia.
El rol de Juan Pablo II y sus comprometidas visitas a Polonia en 1979, 1983 y 1987, así como su permanente crítica al marxismo real, fue fundamental. Un papel también importante lo tuvo Gorbachov y sus ideas de Perestroika. En realidad, como el propio dirigente soviético lo ha aceptado, lo que quería era alejar la revuelta de su país poniéndola más allá de sus fronteras. Era imposible seguir cargando con la catástrofe económica de sus satélites. El conservadurismo confrontacional de Reagan también jugó un papel. La carrera de "la guerra de las galaxias" terminó de hundir a la URSS.
Pero el personaje más importante fue el pueblo de Hungría, la RDA, Checoslovaquia y los otros países de las llamadas "democracias populares". Intelectuales checos, los obreros polacos o húngaros y en general los ciudadanos decidieron que el sistema no sólo no funcionaba, sino que no les permitía vivir humanamente. El colapso económico fue total. Alemania Oriental estaba quebrada y el incremento de su deuda externa era la única posibilidad de continuar en funcionamiento. Los nuevos medios de comunicación del fin de siglo permitieron ver de cerca la prosperidad de las capitalistas democracias occidentales.
En América Latina debemos recordar que en 1989 la economía estatal y planificada demostró su fracaso. Ojalá que en el siglo XXI no hagamos lo mismo buscando resultados diferentes. La ausencia de libertades democráticas y elecciones libres sólo produce violaciones a los derechos humanos y opresión. Las economías estatales sólo generan pobreza. Se calcula que en los países de ese bloque comunista murieron más de 8 millones de personas para mantener un sistema que cayó sin pena ni gloria.
Para quien lo dude ahí están los archivos hoy abiertos de la Stasi y de otras policías secretas. En esa transición a la democracia los miembros de los partidos comunistas -la llamada nomenclatura- la sacaron barata: no fueron procesados ni se hizo ninguna comisión de la verdad.

FUENTE:http://www.correoperu.com.pe/correo/columnistas.php?txtEdi_id=4&txtRedac_id=cChipoco

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

CREEMOS EN LA DEMOCRACIA, LOS DERECHOS HUMANOS, LA JUSTICIA SOCIAL, LA LIBERTAD, LA VIDA Y LA PAZ. QUE NUNCA MÁS NADIE TENGA QUE SUFRIR PERSECUCIÓN, DESTIERRO, PRISIÓN O MUERTE POR SUS IDEAS.