domingo, 14 de junio de 2009

Cirujana disidente Hilda Molina al fin podrá salir de Cuba

No la dejaron viajar a Argentina para ver a su familia. La médica disidente aseguró que le tuvo que suplicar a Castro.

AP. La médica cubana disidente Hilda Molina, autorizada por el gobierno de Cuba a viajar a Argentina para reunirse con su madre, dijo que no guarda rencor hacia las autoridades que le impidieron salir de la isla por años, aunque admitió haberse sentido “vencida muchas veces”.

Puntualizó que debido a la situación de salud de su madre “le hice una carta muy suplicante al general Raúl Castro, explicándole que mi madre podía hasta fallecer”.

“Todo eso es desgarrador, pero gracias a Dios no se me contaminó el alma; este sistema promueve mucho el odio”, agregó la médica, quien tiene previsto llegar hoy a Argentina.La médica fue el centro de una disputa cuando Cuba rechazó un pedido de Argentina para dejarla viajar para visitar a su hijo y dos nietos –de 13 y 8 años de edad– en Buenos Aires.

Ex directora de un centro de rehabilitación neurológica y cirujana de formación, Molina rompió con el gobierno y emitió duras críticas al sistema comunista y su modelo científico.

La otra cara de la masacre en Bagua

Indígenas muertos en Bagua eran líderes de sus comunidades

Viajaron durante varios días para sumarse a la protesta en la Curva del Diablo. Una semana después de los terribles sucesos de Bagua, La República llegó a las entrañas de las comunidades nativas que hoy lloran a sus muertos.


María Elena Hidalgo. Enviada especial.


Imaza, Amazonas. Hacía dos meses que los indígenas awajún-wampis Felipe Sabio César, David Jausito Mashigkash, Rommel Tenazoa Sánchez, Genaro Chijiap Chamik, Rogelio Pinto Castro y Jesús Carlos Timias habían salido de sus alejadas comunidades con destino a Bagua para unirse a la protesta contra las “leyes de la selva”. Más de una semana después del choque en la Curva del Diablo, regresaron a sus pueblos para ser enterrados en la tierra donde nacieron.Felipe Sabio César era de la comunidad de Wawas, ubicada en el distrito de Imaza, en Bagua. Los pobladores del lugar están desconsolados porque Sabio era su defensor.“Tenemos desconfianza de los periodistas.

La prensa no habla del abuso contra los indígenas”, reclama Andrea Roca Yagcuag, madre de Felipe Sabio. Tenía 30 años, era integrante de la Organización de los Pueblos Indígenas del Norte del Perú (ORPIAN) y estaba encargado de los documentos de la comunidad y de fungir de intérprete ante las autoridades cuando era necesario.

Felipe también era corresponsal indígena de Radio Marañón y como tal había asistido a los cursos de capacitación convocados por la Coordinadora Nacional de Radio (CNR). Sabio partió de su pueblo con otros 50 indígenas hasta Bagua Chica para apostarse al borde de la carretera Fernando Belaunde Terry y reclamar la derogatoria de las leyes.Desde que salió de su comunidad, Felipe Sabio reportaba diariamente los avances del paro amazónico.

Todos los días a las ocho de la mañana se comunicaba con Wawas a través de la radio, el único medio de comunicación de la comunidad. Y ese cinco de junio, cuando murió, no fue la excepción. Esa mañana informó a sus hermanos del terrible ataque que los manifestantes habían sufrido en la Curva del Diablo.

Incluso llegó a reportar que había tres heridos de bala, sin imaginarse que también caería impactado por un proyectil.LLANTO EN EL AMAZONAS“Felipe también nos relató que debido al ataque a los indígenas, la población de Bagua Chica salió a las calles a reclamar a las autoridades por lo que estaba ocurriendo y que como respuesta la policía subió al techo de la comisaría en actitud amenazante.

Lo último que alcanzó a decirme fue que luego de terminar la comunicación, saldría a la calle para saber de la situación de Román Jintash Chup, Filimón Yancoang Teets y Limanuel César, nuestros paisanos heridos, y que en la tarde nos volvería a llamar”, relató el técnico sanitario de Wawas Demetrio Roca Tetse.Y así fue.

Luego de la comunicación, Felipe Sabio salió a la calle para dirigirse al hospital e indagar por sus compañeros, pero una bala se incrustó en su pecho. Fue llevado al hospital, pero murió.“Fue a las dos de la tarde que nos enteramos de que estaba muerto. Es así que tres de nosotros nos dirigimos al hospital de Bagua y sacamos su cadáver.

No quisieron permitirnos llevarnos su cuerpo porque decían que le tenían que hacer autopsia pero nosotros no aceptamos y nos lo llevamos, no íbamos a permitir que lo abrieran. ¿Para qué si no había nada que investigar? Su muerte fue por una bala disparada por la policía. De eso no había ninguna duda”, explicó Germán Yagcuag Martina, tío de Felipe Sabio. Y añadió: “Vamos a plantear la posibilidad de denunciar al presidente de la República, a la ministra Mercedes Cabanillas y a la Diroes por la muerte de Felipe Sabio. Felipe era nuestro líder y al matarlo han dejado a los Wawas sin nuestro dirigente”.

GOLPE A LA COMUNIDAD

Felipe Sabio dejó a su esposa Violeta Piitug Wampush y a sus hijos Nílver (4), Edwin (2), Melvin (2) y Violeta Sabio Piitug. Ni siquiera pudo conocer a Violeta, porque nació cinco días después de que mataron a su padre.“Mis hijos se han quedado sin padre por defender su tierra y el presidente García tiene que responder por ello.

Él quiere lavarse las manos como Pilatos por la muerte de mi esposo y de nuestros hermanos pero no podemos permitirlo”, dijo la viuda.“El Amazonas es para todos los peruanos y nosotros, los Awajún, estamos luchando por el bien de la sociedad, para todos, para que respiremos un buen aire. Las cinco cuencas amazónicas estamos esperando que se deroguen esas leyes que promueven el exterminio de la riqueza del Amazonas”, declaró el apu de Wawas, Gonzalo Jinatash: “Luego de la derogatoria iniciaremos la negociación, nos sentaremos con el gobierno y juntos buscaremos el desarrollo de nuestras tierras y del país, pero no a la fuerza”.

David Jausito Mashingkash contaba apenas con 19 años cuando la muerte lo alcanzó el cinco de junio. Vivía en la comunidad de La Curva, en el distrito de Chiriaco. “Mi hijo vivía en Chiclayo hasta hace poco. A los 11 años lo mandamos a esa ciudad para completar la primaria y terminar la secundaria. Este año en febrero retornó a la comunidad para estudiar enfermería en el instituto tecnológico de Chiriaco”, dijo su padre Moisés Jausito Lucinda.

David Jausito, su cuñado José Cunachi Taijín y su primo Lucio Roca Autukai, fueron elegidos por su pueblo para representarlos en el paro amazónico. Jausito nunca regresó. Murió en el desalojo de la Curva del Diablo.“Yo estuve con mi cuñado todo el tiempo”, recordó José Cunachi: “Fueron 55 días compartiendo la comida y durmiendo en el mismo tambito ubicado a un lado de la carretera y alimentándonos con lo que la comunidad nos mandaba: plátano y yuca asada para comer y para beber nuestro masato.

Nunca hubo otra clase de ayuda como lo refieren las autoridades. De Bolivia y Venezuela solo sabemos lo que aprendimos por cultura general. Nadie de esos países vino por aquí. Nosotros fuimos a Bagua para reclamar nuestros derechos, porque están afectando muestra Amazonía y no porque nos están manipulando”.Lucio Roca, primo de David Jausito, señaló que el ataque policial se inició a las 6 y 20 de la mañana.

“Nosotros vimos el enfrentamiento desde la pista. David quiso acercarse para ver lo que pasaba. Nos dimos cuenta de que estaban disparando”, relató: “Nosotros solo teníamos lanzas y hondas. Pero ellos estaban armados. David se alejó de mí y no lo volví a ver, se me perdió. Por la tarde un primo hermano me dijo que David había muerto en la carretera, que le habían disparado desde el helicóptero. Que cayó allí mismo, pero que no pudo llevarse el cuerpo porque huyó para protegerse.

Fue el martes que lo ubicamos en la morgue de Bagua Grande”.A Jausito lo derribó un balazo desde arriba que le ingresó por la clavícula derecha. Genaro Chijiap Chamik contaba con 30 años y fue uno de los indígenas que llegaron desde la comunidad de Isla Grande, del distrito de Río Santiago, de la provincia de Condorcanqui. Viajó más de 20 horas para sumarse a la protesta en Bagua.TODOS LOS MUERTOSMientras tanto, Rommel Tenazoa Sánchez, que solo contaba con 27 años, era oriundo de la comunidad de Santiago, en el distrito de Belén.

Tenazoa fue uno de los 30 comuneros que durante tres días viajaron por río y carretera para dirigirse hasta la Curva del Diablo.Otro de los caídos identificados es el indígena Jesús Carlos Timias, de la comunidad de Uracusa, de la provincia de Condorcanqui.El sexto fallecido es Rogelio Pinto Castro, de la comunidad de Namballe en Jaén. Rogelio Pinto, como presidente de la base de ronderos de su comunidad, lideró a sus hombres en la protesta por la defensa de sus tierras.

La Defensoría del Pueblo no registró a Roger Pinto como indígena fallecido debido a que sus compañeros se llevaron su cuerpo y lo enterraron en su comunidad.Los seis indígenas muertos en Bagua provenían de las cuencas del Cenepa, Marañón, Nieva, Chiriaco y Santiago, que agrupan 364 comunidades indígenas de la Amazonía que llegaron hasta la Curva del Diablo para defender el derecho a sus tierras.

No hay desaparecidos.

Los pobladores de las comunidades La Curva y Wawas, a las que pertenecen Felipe Sabio y David Jausito, confirmaron a La República que todos los que salieron a las jornadas de protesta ya regresaron y pueden asegurar que no tienen ningún desaparecido. Más nativos. A la Curva del Diablo llegaron pobladores de 340 comunidades nativas de las que no hay mayor información.


DIEZ POLICÍAS REHENES FUERON MASACRADOS POR NATIVOS

Estaban en poder de los nativos. Otros 26 efectivos fueron rescatados con vida y hay varios desaparecidos. Indígenas huyeron antes de que se realizara el operativo.

Redacción y corresponsales.

Veintiséis de los 38 efectivos policiales tomados como rehenes la tarde del viernes en represalia por el desalojo violento de sus compañeros en la carretera Fernando Belaunde Terry fueron finalmente liberados.La misma suerte no pudieron correr diez efectivos, quienes aparecieron muertos con signos de tortura según la versión de las autoridades policiales y militares a cargo del operativo de rescate.

El grupo de policías estaban resguardando la estación Nº 6 del Oleoducto Norperuano de Petroperú que nutre de energía ala región oriente, cuando fueron retenidos por los indígenas de la comunidad Awajún-Wampis.

Los nativos mantenían controlada la estación desde abril cuando se inició el paro amazónico. El pasado 27 de abril los indígenas se habían comprometido con el jefe de operaciones de la estación para no dañar las instalaciones. Sin embargo, el acuerdo no fue reconocido por los nativos luego de que fueran informados de las operaciones para retomar el control de la carretera en el sector denominado “Curva del Diablo”.

Contradicciones

Las circunstancias en que fueron liberados los 26 policías no son muy claras y hasta existen contradicciones entre los mandos policiales y militares de la zona.El jefe de la Sexta División de Infantería del Ejército, general EP de brigada Raúl Silva Alván, señaló que la tarde del viernes un operativo militar pudo recuperar la planta ubicada cerca del centro poblado de Imacita, a cinco horas de Bagua.

Como resultado de la operación, indicó que se logró rescatar a 22 policías y posteriormente a otros cuatro.Por su parte, el jefe de la Dirección Nacional de Operaciones Especiales (Diroes), general PNP Luis Muguruza Delgado, informó que los efectivos policiales rescatados eran 26 como resultado de una operación que se realizó el sábado en la madrugada“El operativo lo hizo la Policía y hemos encontrado cuerpos maniatados.

Se han perdido los fusiles AKM que vamos a recuperar”, afirmó el alto oficial.No dio detalles de la operación, pero sí recalcó que ningún indígena había perdido la vida porque los nativos, que eran miles, habrían huido de la estación Nº 6 antes del ingreso de las patrullas policiales y militares. Los demás policías están desaparecidos, pero no descarta que estén escondidos en algún lugar de la selva de Bagua.Trabajadores son liberados Además de los efectivos policiales, cuatro trabajadores de la estación Petroperú, incluyendo el encargado de operaciones, fueron liberados luego de permanecer varias horas cautivos por los indígenas.

La Policía Nacional del Perú informó que se ha logrado recuperar 7 fusiles AKM de los 34 perdidos durante la toma de rehenes en la estación Nº 6 del Oleoducto Norperuano de Petroperú. Otras dos armas de largo alcance pertenecientes a los efectivos de la Diroes durante el enfrentamiento en Bagua Chica fueron halladas.

Las autoridades también informaron que se detuvo a Leo Tinedas Canta en poder de un fusil AKM, 67 cartuchos, 5 cacerinas y una pistola automática, además de tres cascos pertenecientes a efectivos policiales antimotines de la Diroes que habían intervenido en la localidad de Bagua Chica el viernes por la mañana.

FUENTE:http://www.larepublica.pe/archive/all/larepublica/20090607/1/01/todos

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