lunes, 7 de septiembre de 2009

¡Yo, racista! (II)

Por Andrés Bedoya Ugarteche

LIMA
Y bien, sigamos con esta saga derivada del Premio Nobel al Racismo que me ha otorgado esa "tapa" británica de parásitos (léase ONG) llamada Survival y que dizque se dedica a proteger a los "pueblos indígenas". De esta tropilla de zánganos ya me ocupé en anterior artículo. Ahora veamos, realmente, qué cosa es el racismo.
Trataré de explicarlo con la mayor simpleza, como para que lo entienda, digamos, Augusto Álvarez Rodrich. Este señor se ha permitido ocuparse de mi persona y de llamarme -cuándo no- racista. Además tiene la concha de decir que el periodismo debe "promover y defender principios fundamentales", cuando todos sabemos que él fue una de las concubinas favoritas del serrallo tecnocrático que alabó en charlas pagadas, trabajó en puestazos (Osiptel) e hizo pingües asesorías en las privatizaciones bajo Fujimori y ahora ni lo mira la muy coqueta y se las da de Santa María Goretti.
Un periodista virgen ¡La Pucha! Quien practica el racismo es un individuo que supone que la raza a la cual pertenece es superior a todas las demás, y que éstas deben estar a su servicio. Este individuo, o es un ignorante sin pensamiento científico, o es un absoluto imbécil, o es un enfermo mental con complejos insalvables.
Y es que la ciencia ha demostrado -hasta la saciedad, el aburrimiento y el cansancio- que NO EXISTEN RAZAS SUPERIORES NI INFERIORES. Todos pertenecemos al género Homo sapiens sapiens. Lo que importa es que el coeficiente intelectual (I.Q. que le dicen los gringos) es idéntico en todas las razas. Todas poseen genios y todas poseen tontos. Todas poseen audaces y todas poseen pusilánimes.
Todas vivillos y todas caídos del palto. Esto es lo científico y no tiene vuelta de hoja. Y sin embargo existe el racismo y hay racistas. ¿No será una suerte de fe, de religión? Porque hay montones de hombres de ciencia, con pensamiento racional y lógico y que a pesar de ello creen en personas que resucitan a los muertos, que caminan sobre el agua, que ascienden a los cielos en cuerpo y alma, en virgencitas que se aparecen en grutas, sobre pilares, en cármenes y hasta en santísimas trinidades y en dioses que te obligan a balancearte ante una pared balbuceando oraciones o a ponerte de cuatro patas siete veces al día. Si crees en eso, ¿qué menos que creer en superioridades raciales? Yo pienso que es como volverse loco con la bocina en un atoramiento de tránsito.
Quien lo hace sabe que su claxon no resuelve nada, pero lo sigue haciendo. Yo lo veo como un grito de frustración.Según mi filósofa favorita, Ayn Rand, el racismo es la forma más abyecta de manifestación del complejo de inferioridad. El racista se cree inferior. Se siente inferior. Se "sabe" inferior. Ergo, su única manera de salir de ese foso de tinieblas y angustia, es aplicándose las supuestas virtudes de la raza a que pertenece.
El pata exclama: "¡Vaya! ¡Qué leche! Soy blanco (o el color que sea) y por lo tanto soy superior a ese negro asqueroso (o amarillo o marrón o lo que sea). Un periodista norteamericano entrevistó hace algunos años a varios miembros del Ku Klux Klan, esa tenebrosa organización -ya casi extinta- dedicada a linchar negros. A la pregunta de ¿por qué es usted miembro del Klan? La mayor parte respondía: "Porque me siento importante", "porque hago una labor que mis superiores reconocen", "porque ya nadie se atreverá a humillarme". Casi siempre el complejo de inferioridad.
Lo más grave del racismo es que degenera en etnocentrismo, esto es, trasciende la raza y va hacia el grupo humano. Los judíos, por poner un ejemplo (que ciertamente no es único). Este grupo humano ya no es exclusivamente racial o religioso. Se considera el "pueblo escogido". ¿Fue Yaveh un tonto? ¿Creó a varios pueblos y luego prefirió a uno solo? ¿Para qué coño hizo a los demás? Y encima les mete como 700 mandamientos imposibles de cumplir. Para remate, existe un ala superortodoxa.
Entre los cristianos sería como la facción ultraderechista del Opus Dei. Bueno, esta rama de los judíos (no recuerdo el nombre de la secta) se considera "raza superior". Obviamente tontos con sus ridículos sombrerazos negros y sus rulitos.Las tribus de indios norteamericanos también se consideran especiales, creen que su color es bello, y que son los preferidos de su dios Manitú. Ahora están en reservaciones. ¿Qué se hizo Manitú?
Yo soy un hombre muy, pero muy humilde. Es más creo ser el pata más humilde la tierra.Por ello es que no creo ser digno del premio que me ha otorgado la ONG Survival. Voy a renunciar a ese honor y rogarles a esos ingleses que se lo den a los Humalas. Los integrantes de esa familia son descendientes de millonarios gamonales serranos. Gracias al Tata y a la Mama, es que pudieron estudiar en colegios pitucos y uno de ellos posee un bello Rolex de tres mil dólares. Esta familia fue la fundadora del Etnocacerismo.
Su mismo nombre indica su tendencia racista. El viejo, y su hijo Antaurito declararon varias veces que en un gobierno etnocacerista, sólo los "cobrizos" serán verdaderos ciudadanos. Los "blancos", los "españoles" y los "gringos" estarán al servicio de los cobrizos. ¡Ah sí! Además se expulsará del país a todos los judíos (Ojo, Mekler, para las orejas) ¿No son estos angelitos merecedores al gran premio que se me ha otorgado? Claro que sí, pero como ellos son de "izquierda", me lo han endilgado a mí.Bueno, ya me aburrí de toda esta estupidez racial. Hasta más vernos.
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