viernes, 5 de marzo de 2010

LA VIDA: UNA APUESTA ÉTICA DEL SOCIALÍSMO (Juan P. Contreras Taype)


LA VIDA: UNA APUESTA ÉTICA DEL SOCIALÍSMO

JUAN P. CONTRERAS TAYPE

Tras 85 días de huelga de hambre falleció Orlando Zapata Tamayo en una prisión cubana. Opositor al régimen de Castro y sin mayor coraza que sus convicciones y su firmeza ideológica Zapata prefirió inmolarse sin que el régimen castrista, que grandes lecciones de humanidad y solidaridad da al mundo a través de sus profesionales de la medicina, haya podido evitar su muerte. La derecha anticastrista saca ahora provecho político de este penoso acontecimiento, llamando por enésima vez dictadura al régimen de La Habana. No importa lo que diga Carlos Alberto Montaner asalariado del imperio; importa que se dejo hacer para evitar la muerte de un ser humano. Sin embargo, la cosa no acaba allí. En estos días otros presos políticos han iniciado una masiva huelga de hambre en las cárceles cubanas.

En 1981, la Dama de Hierro Margaret Thatcher dejo morir a los presos del Ejercito Nacional de Liberación Nacional (IRA) en una prisión londinense, tras una huelga de hambre mediante el cual reclamaban se les considere su status de presos políticos. Ese acontecimiento mereció el repudio mundial de los sectores progresistas y democráticos del orbe. La muerte de los presos del IRA significo una inocultable derrota ética de la derecha conservadora inglesa, desnudando su despreciable maquiavelismo en nombre de la política.

Como Primera Ministra, la Thatcher se opuso tajantemente a la subrogación de la pena capital, introdujo mayores obstáculos para facilitar el divorcio y en política internacional, junto a Ronald Reagan, promovieron la invasión a Las Malvinas al mismo tiempo que combatieron tenazmente a las guerrillas centroamericanas (FMLN) y el sabotaje al gobierno sandinista exteriorizando su anticomunismo visceral. Años después, en 1997, los conservadores perdieron las elecciones frente al laborismo y la otrora poderosa Dama de Hierro no tuvo mas destino que hallar refugio en la abrumadora soledad esperando el final de sus días. La Dama de Hierro no era tal.

Que queda hoy de aquella “década gloriosa” del conservadurismo ingles?. Que legado deja la sra. Thatcher, amiga de Pinochet y de Ronald Reagan. Muchas cosas, mas no una opción ética por la vida, por el ser humano, por los derechos fundamentales de la persona.

Definitivamente la historia no se repite. Marx decía que toda repetición equivale a tragedia. Salvando las distancias, la muerte de Orlando Zapata Tamayo en una prisión cubana pone al descubierto la valoración que tiene el régimen cubano respecto al derecho fundamental del hombre, la vida. No fue posible salvar la vida de un opositor político ? Es necesario el silencio para encubrir tan evidente desprecio por la vida de un ser indefenso ? Es el socialismo una apuesta por la muerte. Y la vida ?.

La política es esencialmente una apuesta ética por la vida, por el hombre, en su dimensión personal y colectiva. Solo un objeto esencial persigue la acción política: el bien de la humanidad. Fuera de esos parámetros éticos, la política termina siendo una invitación permanente a la muerte, a sucumbir frente al poder absoluto proveniente de la fuerza estatal. Luego de las atrocidades y los holocaustos de la II Guerra Mundial, la apuesta por la vida se convirtió en un paradigma de las naciones vencedoras, surgiendo así la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948.

El socialismo es incompatible con el abuso de poder estatal. La superioridad ética del socialismo se mide en los hechos, en la relación con los seres humanos y sus derechos fundamentales. En nuestro tiempo el socialismo se entiende de la mano con las libertades ciudadanas, la democracia política, la tolerancia ideológica, valores impensables en la isla de Castro.
La muerte de Orlando Zapata significa un baldón contra el régimen cubano, una derrota ética para quienes enarbolan el socialismo en Cuba y una decepción inocultable para quienes desde otras latitudes condenamos el bloqueo americano y las embestidas del imperio. Los silencios de Lula, Evo Morales y Pepe Mújica resultan estruendosos frente a la muerte de este ciudadano cubano. Castro y Chávez desprestigian al socialismo, cada uno en diferente tono. Ni hablar de la extinta izquierda peruana, ajena a una apuesta honesta por los derechos humanos y la rectitud ética y moral. La revolución cubana que durante largas décadas fue y es aun para algunos sectores la fuente del romanticismo revolucionario ha sufrido, sin duda, un duro revés ético.
FUENTE: http://juanpablo-contreras.blogspot.com
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