En la provincia ayacuchana de Sucre, a 3,456 metros de altura se encuentra el distrito de Morcolla, un poblado que abraza a nueve comunidades: Morcolla, Ccantoni, Lunco, Ccocha, Pincocalla, Huaco, Pampaminas, Volcán de Qarhuarazu, Amuruyucc.
El pueblo ha despertado como de costumbre, bajo un sol que amenaza según pasan las horas, y los empuja a empezar el día desde muy temprano.
Pero hoy fue un día diferente, hoy se sembraron mil cien árboles de pinos muy cerquita al pueblo: “El parque del recuerdo, el bosque de la memoria” se escuchó decir a los pobladores, quienes con chicha, aguardiente y hojas de coca desafiaron al candente sol y lograron la siembra con éxito.
“Casi toda la comunidad entera está aquí” dijo Roli Cárdenas, alcalde de Morcolla, quitándose el sombrero para secarse la frente: “Antes la población alcanzaba los 6 mil habitantes. El último censo dice que apenas llegamos a los mil hoy en día”.
En la ceremonia oficial el mismo Cárdenas se dirigió enfático a la gobernadora y concejales de Querobamba, representantes de la comunidad y de la asociación de víctimas y afectados, escolares, músicos y a los comuneros en general: “ junto a Soras, somos uno de los pueblos más afectados y olvidados. Sabemos que se han invitado a autoridades nacionales y regionales, pero la realidad es esta: Morcolla, un pueblo humilde y olvidado. Por eso estamos aquí, junto a los hijos y nietos de las víctimas, para recordar que un 29 de julio de 1984 se mataron a muchos campesinos inocentes y quemaron sus viviendas. Por eso ahora se han plantado más de  mil pinos, para que eso no vuelva a repetirse, y para recordarlos y cuidar estas plantas como si fueran nuestros familiares”.
Pero así como la memoria de este pueblo quedó marcada con la violencia, la fuerza de sobrevivir y ser dueño de su futuro los reunió frente a la bandera, a cantar el himno y escuchar a los niños del colegio César Vallejo recitar poemas de nuestro poeta del mismo nombre, danzar intensas y acrobáticas huaylillas y cantar canciones de José José y otros números de arte: “Ojalá que ya no regresen esos años a nuestro pueblo, para esto hemos sembrado este parque, toda la población en general hay que cuidar, esto queda para siempre, es para todos nosotros que somos como una familia que venimos de un solo padre y de una sola madre, por eso todos tenemos que cuidar nuestra planta”, enfatizó Mario Quispe, presidente de la comunidad.
 
El alcalde Roli Cárdenas, termina dirigiéndose a Lima, al gobierno, a los que ganan con sus votos y que luego parecen olvidarse: “Yo les diría al presidente, congresistas, que  tomen en cuenta a estos pueblos del sur de Ayacucho, los alcaldes del VRAE ya no saben qué hacer con los fondos que les llegan, y yo sin embargo tengo nueve comunidades por atender, tengo que hacer al menos nueve obras, con trescientos mil soles no se puede hacer nada para los proyectos de carreteras, saneamiento, sistema de riego, proyectos productivos, para que los pobladores no sigan emigrando hacia la costa y se queden en Morcolla” dijo el alcalde.
Luego se anunció que gracias a una resolución municipal, el 29 de julio de cada año se conmemorará un día especial en homenaje a los desaparecidos y afectados por la violencia, y la tarde abrazó a comuneros, alumnos, autoridades y todas las familias, bajo un almuerzo muy bien secundado por la refrescante chicha de jora, al son del arpa, el violín, y una tímida lluvia que poco a poco despedía a los morcollinos a sus casas.
Datos:
  • Cuando en 1984 se instaló en la comunidad de Ccocha una Base Contrasubversiva, la mayoría de los miembros de la comunidad se enfrentaron a la amenaza de Sendero Luminoso. Oponerse les costó que el grupo terrorista quemara sus  viviendas, asesinara a más de veinte personas y cometa otros horrendos crímenes. Terminada la pesadilla, los sobrevivientes enterraron a sus muertos en fosas del cementerio del pueblo.
  • Los Bosques de la Memoria es una iniciativa del Equipo Peruano de Antropología Forense – EPAF, de autoridades y pobladores de cinco comunidades campesinas de la cuenca de los ríos Pampas-Qaracha, en Ayacucho, quienes sembraron árboles de pino para recordar a las víctimas del conflicto y a los más de 15 mil desaparecidos, cuyos familiares siguen buscándolos.