Por Federico de Cárdenas
La vida de Koestler (1905-1983) nutre su obra. Nacido en Hungría de padres judíos, vive muy joven la revolución de Bela Kuhn y tras el fracaso de la comuna huye a Viena, donde sigue estudios universitarios que deja para viajar a Palestina, donde descubre que no está hecho para el kibutz. Retorna a Europa, se inscribe en el PC alemán y trabaja entre París y Berlín como corresponsal.
En 1937 renuncia al PC a causa de los procesos de Moscú y viaja a España a cubrir la guerra civil del lado republicano. Capturado por los franquistas, es condenado a muerte, pero canjeado a último minuto. De retorno a Francia, los nazis lo internan en un campo de concentración, del cual escapa y logra llegar a Londres, donde se establece.
Koestler inicia entonces una carrera literaria en lengua inglesa que abarca novelas, ensayos y memorias. Los gladiadores (la rebelión de Espartaco) y, sobre todo, El cero y el infinito, fascinante denuncia del estalinismo a través de una ficción sobre la vieja guardia bolchevique, condenada a autoinculparse de traición, tienen repercusión mundial y lo hacen polemizar con Sartre y la izquierda.
Koestler inicia entonces una carrera literaria en lengua inglesa que abarca novelas, ensayos y memorias. Los gladiadores (la rebelión de Espartaco) y, sobre todo, El cero y el infinito, fascinante denuncia del estalinismo a través de una ficción sobre la vieja guardia bolchevique, condenada a autoinculparse de traición, tienen repercusión mundial y lo hacen polemizar con Sartre y la izquierda.
Koestler escribe su autobiografía antes de cumplir 50 años (Euforia y utopía; La flecha en el azul; La escritura invisible) y luego se concentra en su obra de ensayista (La huella del dinosaurio; Los sonámbulos) no exenta de aspectos polémicos. Cubierto de honores, en sus últimos años es ganado por doctrinas ocultistas. Enfermo de parkinson y leucemia, se suicida con su esposa, quien decide no sobrevivirlo. Su obra, que se reedita hoy en España, hace de él uno de los grandes testigos del siglo XX.