"Ganaremos o moriremos". Jóvenes libios asumían así en Facebook el riesgo de tomar las calles por segundo día consecutivo, durante la jornada de la ira convocada este jueves para pedir la dimisión de Muamar Gadafi. Para vencer el miedo, acompañaban el llamamiento online con referencias a la victoria previa de los manifestantes tunecinos y egipcios sobre sus dictadores, Ben Alí y Mubarak. El número de quienes finalmente se atrevieron a desafiar al autócrata libio fue muy inferior al de las revueltas citadas. Sus temores eran fundados: 14 personas, según Al Yazira, han fallecido en las últimas 48 horas, en su mayoría víctimas de la violenta represión policial. Otras fuentes reducen la cifra de víctimas mortales a seis. No hay fotografías de la carga de los agentes antidisturbios. Sólo algunos vídeos amateurs, reproducidos una y otra vez en las redes sociales, dejan entrever los enfrentamientos. En el más escalofriante, se ve un herido con un tiro en el cuello rodeado de jóvenes, todos hombres, en una calle con el suelo cubierto de piedras. La escasez de imágenes contrasta con el despliegue informativo oficial que ha acompañado a la contramanifestación en Trípoli en apoyo al coronel, el dictador más veterano de África, con 42 años en el poder. Aún así, a través de llamadas de teléfono, sms y twits, la información va burlando con cuentagotas la férrea censura. Según testimonios citados por Reuters, las manifestaciones se extendieron este jueves a cuatro ciudades libias. Entre ellas estaba Bengasi, el epicentro de la revuelta, y Al Baida, a pocos kilómetros de allí. "Los enfrentamientos empezaron después del entierro de los dos jóvenes [fallecidos en la protesta de Bengasi el día anterior]", declaró de forma anónima un residente de Al Baida. Las dos muertes han forzado la dimisión del jefe de seguridad regional, pero los manifestantes señalan que esa medida es insuficiente. "Los jóvenes no escuchan los consejos de los ancianos... La situación en Al Baida aún es complicada", añadió la fuente a Reuters. Los menores de 25 años constituyen el 47% de la población libia. Y, como en los otros países, es la juventud, desencantada con líderes corruptos que llevan décadas gobernando, la que encabeza las protestas. Según Ahmed Elgasir, investigador de la ONG Solidaridad con los Derechos Humanos en Libia, diez personas murieron en Al Baida, que anoche estaba tomada por las fuerzas de seguridad. Abdulá Darrat, portavoz del grupo en el exilio Enough Gadafi, añadió que los hospitales de Al Baida están llenos de heridos y escasea el material médico para curarlos.
Sin acceso a internet ni móvilLa dificultad habitual de contrastar la información de Libia aumentó aún más, después de que el régimen ordenase el cierre del acceso a internet y a la telefonía móvil en las regiones calientes.
Además, Human Rights Watch (HRW) denunció el arresto de al menos 14 activistas, periodistas y escritores en las últimas horas. HRW exige su liberación inmediata y pide al régimen libio que aprenda de lo ocurrido en los países vecinos.
"En un momento en que los pueblos reclaman sus derechos, desde Túnez a Egipto, de Bahrein a Irán, el Gobierno libio responde de manera totalmente equivocada [...] Gadafi debería aprender de sus vecinos que la estabilidad tiene que incluir el respeto por las protestas pacíficas", advierte HRW.
En tanto, Bahrein es un minúsculo reino del Golfo Pérsico, pero de grandísima importancia estratégica. El régimen de Hamad bin Isa al Jalifa acoge la V Flota de la Marina de Estados Unidos y es la cuna de la minoría chií de la vecina y potente Arabia Saudí. Por eso, Al Jalifa no podía fallar a sus dos grandes aliados y envió este jueves al Ejército para desalojar la plaza de la Perla, en el centro de Manama, que un millar de personas querían convertir, desde el pasado lunes, en su plaza Tahrir (Liberación), como en El Cairo. Al menos seis personas murieron por los disparos de los militares, según Al Yazira, y otras 300 resultaron heridas. El Gobierno decretó el estado de emergencia.