Javier Diez Canseco y Ricardo Letts siguen vivos por cosas del azar. En 1978 ambos pudieron haber terminado en una fosa común en un alejado bosque de la provincia argentina de Jujuy. Eran épocas del dictador Jorge Videla; épocas de terror donde los opositores al régimen eran secuestrados y desaparecidos mientras la mayoría de argentinos disfrutaban de su Mundial de fútbol. A ese lugar llegaron Diez Canseco, Letts y otros ocho dirigentes de izquierda. El gobierno de Francisco Morales Bermúdez, literalmente, los había enviado al infierno. Calificados de “delincuentes subversivos”, ambos recuerdan la historia que pudo ser.
Para el actual congresista de Gana Perú lo que él vivió no fue una simple deportación, como sostiene el expresidente Francisco Morales Bermúdez, quien ha sido acusado de secuestro y tortura. “Fue un secuestro y posterior entrega al ejército de Argentina”, asegura Diez Canseco.
El político de izquierda pide que se pongan en sus zapatos y sostiene que su único interés es que “se respondan por hechos que son extremadamente abusivos”. “Hay que pensar en el sufrimiento de los familiares, esposas e hijos”, agrega.
Quien parece tener más presente lo ocurrido en mayo del 78 es Ricardo Letts. A sus 74 años el izquierdista cuenta que fue sacado de su vivienda a patadas y puñetes por militares para luego ser metido de manera clandestina en un avión del Ejército peruano.
El trayecto de terror que siguieron los 10 dirigentes de izquierda fue el siguiente: Fueron tomados presos por militares peruanos a punta de golpes, luego fueron llevados a una base militar, viajaron en un avión de las FFAA, y en Argentina los recibieron más militares de ese país.
El coronel de esa unidad del ejército argentino les dio la bienvenida y les dijo: “ustedes son prisioneros de guerra, mis prisioneros. No quiero un murmullo, una palabra, para eso están mis soldados, esto es zona de guerra y van a ser transportados”.
Letts ya sabía lo que significaba ‘ser transportado’. “Ahí quien nos recibe debe llevarnos al bosque donde está preparada la fosa común, nos ametrallan, nos meten ahí y se acabó”, explica. Si todo estaba encaminado para que sean asesinados y escondidos en el bosque ¿cómo es que se salvaron?
COMETIERON ERRORES
El viaje de Perú a Argentina, que no era otra cosa que el viaje al más allá, tuvo un problema. Letts recuerda que entre los peruanos deportados se encontraba el periodista de derecha Alfonso Baella Tuesta, quien en ese entonces era director del diario El Tiempo, y dos vicealmirantes del gobierno de Juan Velasco Alvarado. Para él la intención del gobierno de Morales Bermúdez era desaparecerlos, pero no sabían cómo hacerlo.
“Cometieron el error de que en la misma deportación metieron a 10 dirigentes de izquierda que se conocen, a Baella que no estaba destinado a la misma fosa común y metieron además a dos vicealmirantes velasquistas con su uniforme de gala y sus condecoraciones que tampoco estaban destinados a desaparecer, pero los meten en el mismo avión”, explicó a ATV+.
SE DEBE INVESTIGAR
Han pasado más de 30 años y para Diez Canseco, más que buscar sanciones para los responsables de su secuestro, lo que busca es que se esclarezcan los hechos y que eventualmente se llegue a saber la verdad.
“No hay ánimo de revancha ni de venganza, hay deseo de que se conozca la verdad, se haga justicia y se dé una señal importante al mundo de que las violaciones cometidas por las dictaduras militares y los abusos que algunos gobiernos cometen actualmente no van a quedar impunes”, sostiene.
Un poco más severo es Ricardo Letts. Para él el expresidente Morales Bermúdez, a sus 90 años de edad, debe ser procesado como cualquier persona que haya cometido un delito de lesa humanidad con el objetivo de que se haga justicia.
Por momentos, confiesa Letts, le dan ganas de ver a Morales Bermúdez en el penal de Yanamayo, en Puno, a 4 mil 800 metros de altura. Pero luego se vuelve benevolente y dice que el expresidente solo debe pasar tres meses en Lurigancho “para que sienta la cárcel”, y el resto de su vida bajo arresto domiciliario.