El asesinato de Malena Moyano
Por: Antonio Zapata (Historiador)
Hace
diecinueve años, María Elena Moyano fue asesinada a balazos por un
comando senderista, que inmediatamente después dinamitó su cadáver.
Siempre me intrigó por qué tanta crueldad. Últimamente, al pensar en la
situación, he sumado una nueva inquietud, ¿qué anunciaba este crimen?
¿qué traía de nuevo?
La mejor biografía de María Elena se debe a
Diana Miloslavich y en ella se halla buena parte de la respuesta. Diana
era una amiga cercana y compartió bastante su última temporada. En su
texto, enfoca la clave del asesinato al contar qué pensaba y cómo vivía
María Elena, que era limeña, nacida en Barranco en una familia
afroperuana, de la que estaba orgullosa, porque se sentía negra muy a
gusto. Sostenía haber heredado una tradición de liderazgo que siempre la
impulsó en Villa El Salvador, donde se trasladaron desde la fundación.
Era
una persona anónima hasta mediados de los años ochenta, cuando el Perú
se sumergió en una crisis económica muy honda, que licuó los ingresos de
la población. Además, fue un empobrecimiento súbito que se profundizó
durante toda esa década. En ese contexto, las mujeres de los barrios
populares se cargaron al hombro la responsabilidad de salvar a sus
familias de la hambruna.
Ellas se organizaron para resolver
juntas el drama. Era la primera vez que las mujeres de los Conos salían
de sus hogares para asumir funciones sociales. Ellas participaron en dos
programas masivos: los comedores populares y el vaso de leche. Este
segundo, fruto de una iniciativa de la Municipalidad de Lima, dirigida
por Alfonso Barrantes.
En los comedores también hubo colaboración
externa, pero en ambos casos, las mujeres se organizaron y realizaron
compras masivas, para cocinar y preparar la leche por turnos, ahorrando y
canalizando colaboraciones institucionales. No hubo clientelismo,
porque estas mujeres crearon nuevas instituciones y se sintieron dueñas
del mundo como nunca antes lo habían sido.
La lideresa del
proceso fue María Elena Moyano. Era carismática y sabía comunicar, con
inteligencia y entusiasmo. Con ella apareció un liderazgo femenino
popular que apostaba por Izquierda Unida. Era partidaria de la justicia
social y creía en las elecciones como canal para lograrlo. Esa
convicción resume su trayectoria y le fue fatal.
Paralelamente,
Sendero Luminoso había concluido su primer Congreso y en una sesión de
su nuevo Comité Central tomaron la decisión del “equilibrio
estratégico”. Esa medida implicaba trasladar cuadros y recursos a Lima,
para librar una batalla decisiva, que los proyectara hacia el poder,
único objetivo según declaración propia. Querían tomar control de los
barrios populares para cercar la ciudad desde dentro. Su obstáculo era
la dirigencia popular independiente, mayoritariamente simpatizante de
IU.
María Elena estuvo en el centro de la contradicción. Sendero
tenía que quebrar IU y la eligió como símbolo. Como siempre habían
hecho, se abrieron paso a balazos. No dialogaban ni conversaban, más
bien amenazaban y mataban. Al tomarla como paradigma a destruir, quienes
la asesinaron quisieron que desaparezca tanto ella como su espíritu,
por eso destrozaron el cuerpo. Pero, ahí mismo empezó su declive, porque
pocos meses después cayó Abimael Guzmán en manos de la policía.
El
senderismo como amenaza al Estado ha desaparecido, pero esos años
trajeron una violencia que ha continuado, ahora como delincuencial. La
inseguridad que se vive hoy se debe al narcotráfico y al crimen, pero
comenzó en los años ochenta, cuando se hizo sentido común que la vida
vale poco y que se puede matar para realizar nuestra voluntad. Por ello
tenemos hasta niños sicarios, como ese chico trujillano que ha matado
tres personas al hilo hace pocos días.
Fuente: Diario La República (Perú). Mié, 16/02/2011.
FUENTE: http://clioperu.blogspot.com/2011/02/historia-de-maria-elena-moyano-sendero.html
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viernes, 18 de febrero de 2011
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