LIMA Hace veinte años cayó el Muro de Berlín y con él se vino abajo todo el conglomerado de países comunistas que estaban -como bautizó Churchill - "tras la cortina de hierro". Aún no se han asumido todas las enseñanzas de ese proceso político, el más importante del siglo XX. Tampoco hemos terminado de procesar las variables que permitieron la caída del comunismo en forma pacífica -a excepción de Rumania� y al mismo tiempo radical. Fueron muchos los que facilitaron esta transición del autoritarismo a la democracia.
El rol de Juan Pablo II y sus comprometidas visitas a Polonia en 1979, 1983 y 1987, así como su permanente crítica al marxismo real, fue fundamental. Un papel también importante lo tuvo Gorbachov y sus ideas de Perestroika. En realidad, como el propio dirigente soviético lo ha aceptado, lo que quería era alejar la revuelta de su país poniéndola más allá de sus fronteras. Era imposible seguir cargando con la catástrofe económica de sus satélites. El conservadurismo confrontacional de Reagan también jugó un papel. La carrera de "la guerra de las galaxias" terminó de hundir a la URSS.
Pero el personaje más importante fue el pueblo de Hungría, la RDA, Checoslovaquia y los otros países de las llamadas "democracias populares". Intelectuales checos, los obreros polacos o húngaros y en general los ciudadanos decidieron que el sistema no sólo no funcionaba, sino que no les permitía vivir humanamente. El colapso económico fue total. Alemania Oriental estaba quebrada y el incremento de su deuda externa era la única posibilidad de continuar en funcionamiento. Los nuevos medios de comunicación del fin de siglo permitieron ver de cerca la prosperidad de las capitalistas democracias occidentales.
En América Latina debemos recordar que en 1989 la economía estatal y planificada demostró su fracaso. Ojalá que en el siglo XXI no hagamos lo mismo buscando resultados diferentes. La ausencia de libertades democráticas y elecciones libres sólo produce violaciones a los derechos humanos y opresión. Las economías estatales sólo generan pobreza. Se calcula que en los países de ese bloque comunista murieron más de 8 millones de personas para mantener un sistema que cayó sin pena ni gloria.
Para quien lo dude ahí están los archivos hoy abiertos de la Stasi y de otras policías secretas. En esa transición a la democracia los miembros de los partidos comunistas -la llamada nomenclatura- la sacaron barata: no fueron procesados ni se hizo ninguna comisión de la verdad.
FUENTE:http://www.correoperu.com.pe/correo/columnistas.php?txtEdi_id=4&txtRedac_id=cChipoco
No hay comentarios:
Publicar un comentario