Palabras durante la presentación del documental “Cuba y los Elefantes” en la ciudad de Arequipa, Perú, el 27 de marzo de 2009.
“Cuba y los Elefantes” es un valiente e interesante documental realizado por el Instituto Político para la Libertad, que preside Yesenia Alvarez. El mismo, desnuda una vez más al régimen castrista y en sus casi 30 minutos de duración llega a impactarnos, mostrándonos una realidad que muchos tratan de esconder y maquillar, y de la que poco o nada se habla a diario.
El documental se inicia con la siguiente sentencia: “Los elefantes son encadenados desde pequeños a una estaca, de la cual no pueden escapar porque no tiene la fuerza necesaria para vencerla. Cuando el elefante crece, ya no intenta escapar, se da por vencido, aun teniendo una fuerza descomunal para liberarse”. Así las cosas, podría agregar que el idealismo de la libertad queda subyugado al control estatal, a esa especie de Estado totalitario cubano que se mete en tu casa, en tu cama, en tu vida, en tu cerebro y toma las decisiones por ti, aboliéndote, anulándote, derogándote, casi casi desapareciéndote. Es un estado que te invalida la individualidad para que seas parte de la masa dócil.
¡Como difiere la alegría de alguna de la música y cultura cubana, del pueblo de Cuba, con la tristeza con la que viven los cubanos y cubanas desde hace 50 años , a pesar de lo cual, tratan de ser felices. Y lo peor de todo, es que se nos pretende engañar a los ciudadanos del mundo mostrándonos una verdad inexistente sobre un país que supuestamente va viento en popa, cuando en realidad los gobernantes han elegido que se hunda, que encalle, que naufrague en pleno mar Caribe. Cuba hoy, más parece un bolero lastimero que una guaracha de Celia Cruz, porque en Cuba la vida no es un carnaval.
Hace más de 15 años, cuando estudiaba en la universidad cayó en mis manos el libro “Los últimos días de Castro” de Andrés Oppenheimer y lo que en él se narraba no difiere de lo que acabamos de ver en “Cuba y los Elefantes”… pobreza, control estatal, propaganda respecto a educación y salud como banderas de la “revolución”, corrupción, opresión de quienes piensan distinto al pensamiento único y todos los demás vicios a los que puede llevar una ideología que te corta las alas y que solo te da a elegir entre dos sabores de helado, fresa y chocolate, como vimos hace algún tiempo en el cine.
¿Se imaginan ustedes vivir con una libreta en la cual se les asigne determinadas cantidades de alimentos? En Cuba es así, acabamos de verlo… Yo Estado, se cuanto necesitas comer y por eso lo decido. Yo sé que es mejor para ti y por eso te doy determinados alimentos en determinadas cantidades. Yo Estado se que te hace bien y que te hace mal, por eso te digo que debes comer y cuanto. Eso que nos suena gracioso, es lo que en realidad sucede en Cuba desde varias décadas.
El mercado negro, la informalidad y la ilegalidad permiten sobrevivir a los cubanos y cubanas a las difíciles condiciones a las que están sometidos por un Estado ciego que los conduce al despeñadero, tal como se ve en “Cuba y los Elefantes”
Y la discriminación que existe en Cuba en donde solo los extranjeros pueden acceder a servicios y calidades distintas a las que acceden los propios cubanos. Hemos visto en el documental como un turista puede comer carne y langosta, lo que para un cubano le resulta imposible. ¿Es justo un sistema así? De ninguna manera. En nuestros países, con todos los problemas que tenemos, quien se esfuerza tiene como premio el ascender socialmente. Así el esfuerzo tiene su recompensa en una economía abierta y no dirigida. Que estimulo puede haber para un medico si gana 20 o 25 dólares mensuales y ni aun esforzándose podrá tener un mejor y trabajo, un mejor sueldo y mejorar las condiciones de vida de él y de su familia.
El documental también muestra como los cubanos y cubanas no acceden a la información, a las ideas, a la cultura, a todo lo que produce el mundo… ¿será posible ser una persona culta y educada si solo puedo acceder a libros sobre el che Guevara, el propio Fidel? ¿Será posible crecer intelectualmente si tener libertad para investigar, discutir, escribir, cuestionar, preguntar, responder? ¿Puede un estudiante con ganas de saber más, vivir sin acceso a internet, como sucede en Cuba?
A mediados de marzo, Amnistía Internacional informó que “las autoridades cubanas tomaron el pasado martes 17 de marzo diversas iniciativas para imposibilitar las manifestaciones pacíficas con las que se pretendía conmemorar el sexto aniversario de la represión de la disidencia. Se impidió a varias integrantes de las Damas de Blanco viajar a La Habana para participar en las actividades conmemorativas del aniversario. A algunas les impidieron físicamente salir de sus casas y a una la obligaron a apearse del autobús en que viajaba a La Habana y la devolvieron a su lugar de origen.”
Por su parte Human Rights Watch había informado en diciembre del 2008 que “el gobierno cubano detuvo a más de 30 personas durante los días previos al Día Internacional de los Derechos Humanos, de acuerdo con informes de la prensa y de grupos de derechos humanos de dicho país. Según se informó, muchas personas fueron detenidas cuando intentaban viajar a La Habana para participar en marchas y otras actividades programadas para el 10 de diciembre, fecha en la cual se conmemora el 60° aniversario de la firma de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU.”
Con todo esto vemos que nada ha cambiado desde que, a la mejor usanza monárquica el gobernante dejó el poder a su hermano, como si los cubanos y cubanas no pudieran decidir de manera libre quien debería gobernarlos. Y bueno, nadie puede criticar eso, porque te encierran 20 años por hacer propaganda enemiga, que es como se tipifica el delito en Cuba de expresar la libre opinión y criticar al gobierno.
Después de 50 años de revolución socialista en Cuba habría que preguntarse, ¿es Cuba un mejor país? ¿Son los cubanos y cubanas más felices que antes? ¿Va Cuba rumbo al desarrollo y la eliminación de la pobreza?
Definitivamente no lo es y “Cuba y los Elefantes” lo muestra una vez más al mundo. Difundamos este mensaje y no guardemos cómplice silencio.
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