Entrevista/Amanda Gonzales Córdova. Directora de documental. La joven realizadora de La Cantuta en la Boca del Diablo cuenta cómo logró una memoria fílmica que rescata la valentía de sus protagonistas.
Elizabeth Prado.
¿Por qué La Cantuta es el tema de su primer documental?
Yo trabajo muy cerca de Edmundo Cruz desde hace varios años y este ha sido un tema que siempre conversábamos. A principios del 2008 me habló de su proyecto de libro sobre La Cantuta, pero yo estaba a tres días de irme a Buenos Aires a estudiar cine documental. Cuando volví a Lima retomamos el tema del libro, entonces le dije que grabaría su narración no solo en audio sino también en video, con la idea de un documental. Pensé hacer algo muy chiquito pero luego el proyecto creció.
¿Cómo así creció?
La Facultad de Comunicaciones de la Católica nos ofreció equipos y alumnos voluntarios. Luego, TV Cultura, una casa productora en la que yo había laborado, se ofreció como productora y nos planteó enviar el proyecto del documental sobre La Cantuta a Conacine. Eran palabras mayores porque Conacine da un premio de 40 mil dólares. Aceptamos el reto y ganamos. A partir de ahí ya teníamos el presupuesto básico. Pero el cortometraje se convirtió en largometraje y tuvimos que buscar otros fondos.
¿Fue complicado convocar a todos los personajes involucrados en el caso La Cantuta?
No fue difícil. Lo complicado fue armonizar los tiempos de cada uno de los veinte personajes que aceptaron volver al escenario para reencontrarse con la historia. La idea era motivar la memoria del protagonismo que les tocó vivir.
¿Algún problema para ingresar a esos escenarios?
Unas locaciones fueron difíciles. Tuvimos que realizar trámites larguísimos para acceder al Congreso, pero el más difícil fue el acceso a la Boca del Diablo, lugar donde asesinaron a los estudiantes y los enterraron por primera vez.
Recrear los hechos con los actores reales debe haber sido hasta dramático.
Por eso la película es intensa, porque una cosa es recordar el crimen sentado en una oficina y otra cosa es recordarlo en el lugar donde sucedieron cosas terribles. Salen texturas de recuerdos increíbles. El fiscal Cubas, que es muy metódico y racional, hizo revelaciones casi metafísicas en la Boca del Diablo. Contó cómo Raida Cóndor estuvo sentada todo el tiempo de los trabajos de excavación en el mismo lugar original en el que estaban enterrados los restos. El lugar tiene una carga emocional que hace que la calidad de los recuerdos sea otra.
¿El documental rescata algunos personajes poco conocidos pero de roles estelares?
Sí, el protagonismo del reciclador Justo Arizapana y de su amigo el artesano Guillermo Catacora. El papel de Arizapana fue el punto de partida en materia de pistas para llegar a los perpetradores de los profesores y de los nueve estudiantes. Él tuvo el valor de presenciar el entierro de los restos de las víctimas en Cieneguilla, y a partir de allí empezó a desenredarse la madeja.
Entiendo que el documental reivindica el papel excepcional que les cupo.
El caso de Justo Arizapana es singular. Sigue teniendo el estilo de vida de un perseguido; es algo que lo marcó para siempre. Es escurridizo, nos tomó meses ubicarlo. Es desconfiado, aún así siempre está dispuesto a contar su verdad; en el fondo sigue buscando ese reconocimiento que no llega hasta ahora.
Es impresionante cuando narra cómo aquella noche se escondió en la cima del cerro para seguir la incursión de extraños en Cieneguilla.
Ahí es donde uno comprende el perfil del personaje y la dimensión real del peligro que él corrió, porque una sola piedra que cayera por las faldas del cerro hubiera hecho que los agentes del grupo Colina lo descubrieran.
¿Qué otros aspectos nuevos aporta el documental?
Hay pasajes de los que nunca se habló. No se sabía que al fiscal Víctor Cubas primero intentaron sobornarlo, luego quisieron chantajearlo y después lo amenazaron de muerte. Ahora se sabe que el congresista Roger Cáceres y su familia han sufrido severas represalias por haber actuado correctamente en la comisión investigadora del caso. El periodista José Arrieta enfrentó una amenaza perversa: un aparato floral con el nombre de su hijo, indicando su supuesta defunción, fue enviado al nido en el que estudiaba el menor.
“El proyecto incluye película, libro y blog”
¿Algún testimonio no pudo incluirse en el documental?
Sí, por razones técnicas no pudimos registrar el testimonio del general Rodolfo Robles, de extraordinario valor. Pero logramos incluir imágenes de archivo y en voz en off destacamos su rol. Siendo el tercero en la jerarquía militar de entonces, denunció la existencia del grupo Colina y su criminal accionar.
Nos hablas de un proyecto cross media. ¿En qué consiste?
Este formato de trabajo comprende tres productos: película, libro y blog. El blog, a su vez, incluye una línea de tiempo y una herramienta que llamamos “Cantutapedia”, que es una especie de diccionario de hechos, personajes y lugares del tema.
¿Cuánto costó realizar el documental La Cantuta en la Boca del Diablo?
Entre 80 mil y 100 mil dólares.
FUENTE:http://www.larepublica.pe/impresa/el-documental-sobre-crimen-de-la-cantuta-es-intenso-2011-04-03
Ver el video:
http://www.larepublica.pe/la-cantuta/el-caso-cantuta
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