(Foto: Luis Puell)
LUIS PUELL ZAPATA
El Comercio
El Comercio
Victoria Laurente Zevallos llora desconsolada al pie del ataúd de su esposo. Tiene el rostro cansado y oprimido. Ella aún no ha logrado reponerse de aquel 30 de octubre de 1989, día en que un grupo de terroristas ingresó a su casa, secuestró a su marido y lo asesinó sin piedad en una banca en la Plaza de Armas de Congalla, en Huancavelica.
“Han pasado 22 años, pero aún no logro dormir bien. Tengo pesadillas. Creo que los terroristas me siguen buscando para matarme en la plaza de mi pueblo, así como mataron a mi esposo. Pero ahora tendré un poco de paz”, cuenta Victoria.
Laurente recuerda que cuando los terroristas se llevaron a su esposo ella logró esconderse en una acequia para que no mataran a sus hijos. “Los terroristas mataron a Jovino porque retiró una bandera con los símbolos de la hoz y el martillo que ellos habían colocado en la Municipalidad de Congalla, luego de atacarla. Mi esposo era el teniente alcalde y tenía la obligación de hacerlo”.
Sin embargo, gracias a la Fiscalía Supraprovincial de Huancavelica y al Programa de Personas Desaparecidas y sus Familiares del Comité Internacional de la Cruz Roja, Victoria y 21 familias más podrán dar una cristiana sepultura a sus parientes asesinados y, al mismo tiempo, aliviar en cierta manera ese dolor que por 22 años los aqueja.
FUERON TORTURADOS
“A mi marido le rompieron la cabeza, luego lo ahorcaron con una soga y, tras desnudarlo y llevarse todas sus pertenencias, lo tiraron entre unas rocas. Después de tres días lo encontramos en un cerro”, narra Victoria Marcañaupa Díaz, quien recordó cómo los terroristas se ensañaron con su esposo. Él se llamaba Cirilo Charcas Martínez, tenía 35 años y era presidente de la comunidad de Ccochatay, Huancavelica.
“A mi marido le rompieron la cabeza, luego lo ahorcaron con una soga y, tras desnudarlo y llevarse todas sus pertenencias, lo tiraron entre unas rocas. Después de tres días lo encontramos en un cerro”, narra Victoria Marcañaupa Díaz, quien recordó cómo los terroristas se ensañaron con su esposo. Él se llamaba Cirilo Charcas Martínez, tenía 35 años y era presidente de la comunidad de Ccochatay, Huancavelica.
Cesario Sullca Ayala perdió a su hermano Andrés Sullca Ayala el 29 de octubre de 1989, el mismo día que había regresado de Rusia, tras culminar su carrera en mecánica de aviones. Era presidente de la comunidad de Yunyaccasa, Huancavelica.
“Primero le pegaron con una piedra en la cabeza y luego lo apuñalaron. Lo desnudaron y lo dejaron así a la intemperie. Los terroristas también mataron a mi primo Santiago Sullca Huanachín”, dice con tristeza.
Continuan las exhumaciones
El fiscal supraprovincial de Huancavelica, Juan Borjas Roa, informó que los restos de las 22 personas fueron exhumados en mayo del 2011, luego de que los familiares denunciaran que en 1989 se realizaron asesinatos extrajudiciales.
El fiscal supraprovincial de Huancavelica, Juan Borjas Roa, informó que los restos de las 22 personas fueron exhumados en mayo del 2011, luego de que los familiares denunciaran que en 1989 se realizaron asesinatos extrajudiciales.
Borjas indicó que durante las investigaciones se determinó que hubo un ensañamiento con las víctimas al momento de matarlas. “La mayoría presenta signos de haber sido golpeados en la cabeza antes de asesinarlos, mientras que otros fueron ahorcados”.
Todos los restos corresponderían a personas víctimas del conflicto armado que residían en las comunidades de Congalla, Yunyacassa, Carcosi, Lircaycassa y Ccochatay.
Agregó que se realizará a cabo una segunda etapa con la exhumación de 30 cuerpos.
PARA RECORDAR
Fosas de la violencia terrorista
El 7 de julio de este año la Fiscalía de Ayacucho entregó restos de 18 personas asesinadas durante la masacre del 27 de junio de 1984 en la localidad de Pacobamba, distrito de Anco, La Mar.
Fosas de la violencia terrorista
El 7 de julio de este año la Fiscalía de Ayacucho entregó restos de 18 personas asesinadas durante la masacre del 27 de junio de 1984 en la localidad de Pacobamba, distrito de Anco, La Mar.
Además, en setiembre fueron entregados los restos de 11 personas asesinadas entre 1894 y 1985 en el distrito de Chungui, provincia de La Mar.
Mientras se realizaban trabajos de excavación arqueológica se encontraron, en un descampado de Virú, los restos de nueve personas que correspondían a los desaparecidos del Santa, cuyo asesinato se asigna al grupo Colina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario