lunes, 6 de febrero de 2012

Secuestro de montoneros fue también parte del Plan Cóndor

En líos. Francisco Morales Bermúdez Cerruti tiene pendiente procesos vinculados a su gobierno.
En líos. Francisco Morales Bermúdez Cerruti tiene pendiente procesos vinculados a su gobierno.
lima. En junio de 1980 cuatro argentinos fueron detenidos y desaparecidos.

A pocas semanas de que se efectúe la entrega de la banda presidencial del Gral. Francisco Morales Bermúdez al presidente electo Fernando Belaúnde Terry, una operación combinada entre los servicios de inteligencia argentina y peruana detuvo en Miraflores a los cuatro argentinos Noemí Giannotti de Molfino, Julia Santos de Acebal o María Inés Raverto, Julio César Ramírez y Federico Frías Alberca, vinculados a los Montoneros, un movimiento guerrillero.
El último de ellos fue utilizado como carnada para detener al resto de sus compañeros. Los militares gauchos lo habían traído desde su país de origen para que los ayude a capturar a los presuntos organizadores de un atentado contra el dictador argentino Rafael Videla a su llegada al Perú.
Luego de ser secuestrados, fueron torturados por tres días en la Playa Hondable, en Ancón. De allí entregados al Ejército argentino en tierras bolivianas. Solo el cuerpo inerte de Noemí Gianotti apareció poco después en un departamento en Madrid. De los demás no se supo más.
Según el periodista norteamericano que investigó el Plan Cóndor, John Dinges, primero quisieron mandar a los prisioneros a Chile (miembro de Plan Cóndor), pero terminaron enviándolos a Bolivia. En esos años, Pinochet aún era el mandatario del vecino del sur.
El Ministerio del Interior peruano publicó un comunicado en el que daba cuenta de la expulsión de tres "delincuentes argentinos" a Bolivia. De Frías no se informó.
El operativo empezó el lunes 9 de junio cuando el entonces jefe del SIE, coronel Martín Martínez Garay, reunió a un grupo de agentes del Ejército en el auditorio del "Pentagonito", ante un coronel argentino que explicó el motivo por el que pedía la colaboración del servicio de inteligencia peruano. El ánimo de los presentes fue apoyar la operación porque se trataba de detener a terroristas.
Para ejecutar la operación, se tramitó una autorización al más alto nivel, que debió ser de conocimiento del entonces presidente Gral. Morales Bermúdez. Con ese permiso, ingresaron ocho oficiales de la inteligencia militar argentina y  se conformaron equipos combinados con personal del Ejército, Marina y Policía.
La coordinación entre las inteligencias militares de ambos países refleja una de las características del Plan Cóndor. Según Dinges, este plan "permitía que cada país ayude a las otras dictaduras a buscar y torturar a los opositores que se encontraban en sus países".

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