Ilustración de Edilberto Jiménez
Chungui, ubicado en la provincia de La Mar en Ayacucho, fue una de las zonas más golpeadas durante el conflicto interno entre 1980 y 2000. Los chunguinos fueron víctimas de torturas y asesinatos masivos tanto a manos de Sendero Luminoso como de las Fuerzas Armadas.
La primera incursión de Sendero Luminoso en Chungui ocurrió en 1981; la violencia alcanzó su punto más crítico entre 1983 y 1984 y cobró un estimado de 3 mil víctimas.
A raíz de las exhumaciones que se están llevando en este distrito, donde se han recuperado ya más de 30 cuerpos, LaMula.pe conversó con la Fiscal Provincial,Jhoussy Aburto, la Fiscal Adjunta, Mirla Doris Ramírez y el antropólogo y autor del libro “Chungui: violencia y trazos de memoria”, Edilberto Jiménez.
También se recogió el testimonio de Aurora Maldonado, madre de Prudencia Huanca, una joven que desapareció en 1984, cuando tenía 19 años.
No me hagan recordar, me puedo enfermar, cuando lloro, cuando estoy con pena, yo me enfermo. ¿Quién puede olvidar a su hija? ¿Tú podrías olvidarte?, nunca.
La historia de Aurora muestra la situación actual de Chungui, donde todavía hay deudos que buscan recuperar a sus familiares desaparecidos, aún 30 años después.
“Es necesario que las autoridades conozcan la realidad de los chunguinos”, afirma Edilberto Jiménez, periodista y antropólogo que ha estudiado por muchos años la historia de este distrito.
CHUSCHIHUAYCCO, EL CEMENTERIO Y EL HORROR
A 200 metros del pueblo se ubica Chuschihuaycco, lugar emblemático del período de violencia política en Chungui.
En esta área fueron ejecutados cientos de chunguinos, acusados de ser presuntamente senderistas, para luego ser enterrados en este mismo espacio.
Se estima que en este cerro, apodado por la base militar como “El cementerio de los Tucos”, permanecen enterrados alrededor de 300 cuerpos.
Debido a todas las narraciones orales que giran en torno a las fosas clandestinas en Chuschihuaycco, la fiscalía ha centrado sus diligencias en esta zona, ubicada a más de diez horas de Huamanga, capital del departamento.
La Fiscal Adjunta, Mirla Doris Ramírez, dijo a LaMula.pe que la gran mayoría de los cuerpos recuperados de las fosas clandestinas eran de mujeres y niños. “Se buscó eliminar a los presuntos;’ terroristas desde la raíz, se consideraba que tenían que eliminar la semilla”, mencionó Ramírez.
Una versión complementaria de los hechos es la que incluyó Edilberto Jiménez en el libro “Chungui: Violencia y trazos de memoria”:
No se sabe cuántos muertos habrá en Chuschihuaycco, los militares en horas de la noche siempre llevaban a Chuschihuaycco a los detenidos, allí mataban sin piedad a niños y mujeres. El más sanguinario ha sido el Mayor Samurái, hizo lo que quería, hacía cavar hoyos con los de Defensa Civil, luego allí enterraban a los muertos.
Durante una primera etapa del trabajo de la Fiscalía se recuperaron 17 cuerpos, siete de estos pertenecientes a niños. En una segunda etapa se logró recuperar 20 cuerpos más y actualmente se planea una nueva diligencia para el mes de diciembre, con el fin de avanzar en la recuperación.
De las 37 personas exhumadas hasta el momento, la mayoría eran mujeres y menores de edad.
La Fiscal Provincial, Jhoussy Aburto, afirmó a LaMula.pe que la Fiscalía llegó a la zona en el 2003, año en que se realizó la denuncia del caso Chungui; sin embargo, cuando ella ingresó a la Fiscalía, en el año 2006, el caso se encontraba en pausa. ”Chuschihuaycco es el primer paso en el trabajo que se espera realizar en Chungui, recordemos que Chungui y sus anexos hablan de más de 800 lugares de entierro. Para mí es un reto y una satisfacción personal encontrar a personas que han estado desaparecidas y poder devolverlas a sus familiares”, opina Aburto.
“Chuschihuaycco no es Chungui. En el área hay más cuerpos. Este distrito es la zona más azotada por la violencia política”, concluyó Ramírez.
Los lugares de entierro en Chungui son solo una parte de las 4.500 fosas clandestinas que existen en Perú, en donde reposan más de 15 mil peruanos desaparecidos, según el último reporte de la Cruz Roja Internacional.
Ilustración de Edilberto Jiménez
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