domingo, 14 de junio de 2009

La otra cara de la masacre en Bagua

Indígenas muertos en Bagua eran líderes de sus comunidades

Viajaron durante varios días para sumarse a la protesta en la Curva del Diablo. Una semana después de los terribles sucesos de Bagua, La República llegó a las entrañas de las comunidades nativas que hoy lloran a sus muertos.


María Elena Hidalgo. Enviada especial.


Imaza, Amazonas. Hacía dos meses que los indígenas awajún-wampis Felipe Sabio César, David Jausito Mashigkash, Rommel Tenazoa Sánchez, Genaro Chijiap Chamik, Rogelio Pinto Castro y Jesús Carlos Timias habían salido de sus alejadas comunidades con destino a Bagua para unirse a la protesta contra las “leyes de la selva”. Más de una semana después del choque en la Curva del Diablo, regresaron a sus pueblos para ser enterrados en la tierra donde nacieron.Felipe Sabio César era de la comunidad de Wawas, ubicada en el distrito de Imaza, en Bagua. Los pobladores del lugar están desconsolados porque Sabio era su defensor.“Tenemos desconfianza de los periodistas.

La prensa no habla del abuso contra los indígenas”, reclama Andrea Roca Yagcuag, madre de Felipe Sabio. Tenía 30 años, era integrante de la Organización de los Pueblos Indígenas del Norte del Perú (ORPIAN) y estaba encargado de los documentos de la comunidad y de fungir de intérprete ante las autoridades cuando era necesario.

Felipe también era corresponsal indígena de Radio Marañón y como tal había asistido a los cursos de capacitación convocados por la Coordinadora Nacional de Radio (CNR). Sabio partió de su pueblo con otros 50 indígenas hasta Bagua Chica para apostarse al borde de la carretera Fernando Belaunde Terry y reclamar la derogatoria de las leyes.Desde que salió de su comunidad, Felipe Sabio reportaba diariamente los avances del paro amazónico.

Todos los días a las ocho de la mañana se comunicaba con Wawas a través de la radio, el único medio de comunicación de la comunidad. Y ese cinco de junio, cuando murió, no fue la excepción. Esa mañana informó a sus hermanos del terrible ataque que los manifestantes habían sufrido en la Curva del Diablo.

Incluso llegó a reportar que había tres heridos de bala, sin imaginarse que también caería impactado por un proyectil.LLANTO EN EL AMAZONAS“Felipe también nos relató que debido al ataque a los indígenas, la población de Bagua Chica salió a las calles a reclamar a las autoridades por lo que estaba ocurriendo y que como respuesta la policía subió al techo de la comisaría en actitud amenazante.

Lo último que alcanzó a decirme fue que luego de terminar la comunicación, saldría a la calle para saber de la situación de Román Jintash Chup, Filimón Yancoang Teets y Limanuel César, nuestros paisanos heridos, y que en la tarde nos volvería a llamar”, relató el técnico sanitario de Wawas Demetrio Roca Tetse.Y así fue.

Luego de la comunicación, Felipe Sabio salió a la calle para dirigirse al hospital e indagar por sus compañeros, pero una bala se incrustó en su pecho. Fue llevado al hospital, pero murió.“Fue a las dos de la tarde que nos enteramos de que estaba muerto. Es así que tres de nosotros nos dirigimos al hospital de Bagua y sacamos su cadáver.

No quisieron permitirnos llevarnos su cuerpo porque decían que le tenían que hacer autopsia pero nosotros no aceptamos y nos lo llevamos, no íbamos a permitir que lo abrieran. ¿Para qué si no había nada que investigar? Su muerte fue por una bala disparada por la policía. De eso no había ninguna duda”, explicó Germán Yagcuag Martina, tío de Felipe Sabio. Y añadió: “Vamos a plantear la posibilidad de denunciar al presidente de la República, a la ministra Mercedes Cabanillas y a la Diroes por la muerte de Felipe Sabio. Felipe era nuestro líder y al matarlo han dejado a los Wawas sin nuestro dirigente”.

GOLPE A LA COMUNIDAD

Felipe Sabio dejó a su esposa Violeta Piitug Wampush y a sus hijos Nílver (4), Edwin (2), Melvin (2) y Violeta Sabio Piitug. Ni siquiera pudo conocer a Violeta, porque nació cinco días después de que mataron a su padre.“Mis hijos se han quedado sin padre por defender su tierra y el presidente García tiene que responder por ello.

Él quiere lavarse las manos como Pilatos por la muerte de mi esposo y de nuestros hermanos pero no podemos permitirlo”, dijo la viuda.“El Amazonas es para todos los peruanos y nosotros, los Awajún, estamos luchando por el bien de la sociedad, para todos, para que respiremos un buen aire. Las cinco cuencas amazónicas estamos esperando que se deroguen esas leyes que promueven el exterminio de la riqueza del Amazonas”, declaró el apu de Wawas, Gonzalo Jinatash: “Luego de la derogatoria iniciaremos la negociación, nos sentaremos con el gobierno y juntos buscaremos el desarrollo de nuestras tierras y del país, pero no a la fuerza”.

David Jausito Mashingkash contaba apenas con 19 años cuando la muerte lo alcanzó el cinco de junio. Vivía en la comunidad de La Curva, en el distrito de Chiriaco. “Mi hijo vivía en Chiclayo hasta hace poco. A los 11 años lo mandamos a esa ciudad para completar la primaria y terminar la secundaria. Este año en febrero retornó a la comunidad para estudiar enfermería en el instituto tecnológico de Chiriaco”, dijo su padre Moisés Jausito Lucinda.

David Jausito, su cuñado José Cunachi Taijín y su primo Lucio Roca Autukai, fueron elegidos por su pueblo para representarlos en el paro amazónico. Jausito nunca regresó. Murió en el desalojo de la Curva del Diablo.“Yo estuve con mi cuñado todo el tiempo”, recordó José Cunachi: “Fueron 55 días compartiendo la comida y durmiendo en el mismo tambito ubicado a un lado de la carretera y alimentándonos con lo que la comunidad nos mandaba: plátano y yuca asada para comer y para beber nuestro masato.

Nunca hubo otra clase de ayuda como lo refieren las autoridades. De Bolivia y Venezuela solo sabemos lo que aprendimos por cultura general. Nadie de esos países vino por aquí. Nosotros fuimos a Bagua para reclamar nuestros derechos, porque están afectando muestra Amazonía y no porque nos están manipulando”.Lucio Roca, primo de David Jausito, señaló que el ataque policial se inició a las 6 y 20 de la mañana.

“Nosotros vimos el enfrentamiento desde la pista. David quiso acercarse para ver lo que pasaba. Nos dimos cuenta de que estaban disparando”, relató: “Nosotros solo teníamos lanzas y hondas. Pero ellos estaban armados. David se alejó de mí y no lo volví a ver, se me perdió. Por la tarde un primo hermano me dijo que David había muerto en la carretera, que le habían disparado desde el helicóptero. Que cayó allí mismo, pero que no pudo llevarse el cuerpo porque huyó para protegerse.

Fue el martes que lo ubicamos en la morgue de Bagua Grande”.A Jausito lo derribó un balazo desde arriba que le ingresó por la clavícula derecha. Genaro Chijiap Chamik contaba con 30 años y fue uno de los indígenas que llegaron desde la comunidad de Isla Grande, del distrito de Río Santiago, de la provincia de Condorcanqui. Viajó más de 20 horas para sumarse a la protesta en Bagua.TODOS LOS MUERTOSMientras tanto, Rommel Tenazoa Sánchez, que solo contaba con 27 años, era oriundo de la comunidad de Santiago, en el distrito de Belén.

Tenazoa fue uno de los 30 comuneros que durante tres días viajaron por río y carretera para dirigirse hasta la Curva del Diablo.Otro de los caídos identificados es el indígena Jesús Carlos Timias, de la comunidad de Uracusa, de la provincia de Condorcanqui.El sexto fallecido es Rogelio Pinto Castro, de la comunidad de Namballe en Jaén. Rogelio Pinto, como presidente de la base de ronderos de su comunidad, lideró a sus hombres en la protesta por la defensa de sus tierras.

La Defensoría del Pueblo no registró a Roger Pinto como indígena fallecido debido a que sus compañeros se llevaron su cuerpo y lo enterraron en su comunidad.Los seis indígenas muertos en Bagua provenían de las cuencas del Cenepa, Marañón, Nieva, Chiriaco y Santiago, que agrupan 364 comunidades indígenas de la Amazonía que llegaron hasta la Curva del Diablo para defender el derecho a sus tierras.

No hay desaparecidos.

Los pobladores de las comunidades La Curva y Wawas, a las que pertenecen Felipe Sabio y David Jausito, confirmaron a La República que todos los que salieron a las jornadas de protesta ya regresaron y pueden asegurar que no tienen ningún desaparecido. Más nativos. A la Curva del Diablo llegaron pobladores de 340 comunidades nativas de las que no hay mayor información.


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