¡Libertad en Cuba!
El Búho aplaude el merecido premio Sajarov al psicólogo cubano, Guillermo Fariñas.
Este Búho sigue estremecido por los días que pasó el psicólogo cubano Guillermo Fariñas en una prolongada huelga de hambre en La Habana, debido a un reclamo que sería imposible exigirlo en una sociedad democrática: la libertad de 52 presos políticos que se consumían en las mazmorras de Fidel Castro.
El gobierno cubano cínicamente negaba que en la isla había ciudadanos encarcelados por sus ideas. Pero era falso, ya las “damas de blanco”, esposas de los encarcelados, se movilizaban mostrando las fotos de sus esposos, periodistas, abogados, profesores universitarios, ex militantes del Partido Comunista, que fueron encarcelados por pedir públicamente elecciones libres y libertad de prensa.
Antes que Fariñas, Orlando Zapata, preso político cubano, inició una huelga de hambre por la libertad de los reos de conciencia como él. Pasaban los días y el gobierno hacía oídos sordos a su pedido, su salud se debilitaba y pese a que le proponían que ponga un alto a su medida, pues podía morir, Zapata se mantuvo firme y solo la muerte cortó su heroica lucha. Allí, este Búho se reafirmó en su opinión de la putrefacción del gobierno comunista de Cuba.
La huelga de hambre es una medida de lucha de los sindicalistas o luchadores para pedir determinada reivindicación. Aumento de sueldo, reposición, mejoras de trabajo, etc. Pero que un hombre ayune hasta morir para pedir algo que es un derecho universal, como la libertad de pensamiento, de libre asociación y de prensa, es alucinante. Y Fariñas le siguió la posta 135 días.
Cuando con el cuerpo de un fakir, ya al borde del colapso y cuando el caso se había convertido en un escándalo mundial y el gobierno de Fidel se convertía en un país apestado, los jerarcas castristas anunciaron ¡¡que iban a liberar a los presos políticos!! Por primera vez reconocían que en sus mazmorras había periodistas, poetas y profesionales que solo pedían elecciones libres y libertad de prensa. Siempre afirmaron que eran delincuentes comunes.
Lo mismo dijeron de Fariñas, cuando todos sabían que el huelguista había sido disciplinado militante del Partido Comunista y que se volvió disidente porque se convenció de la corrupción y el abuso de los “revolucionarios” contra el ciudadano común. El gesto de Fariñas, al lograr la libertad de un puñado de “presos políticos cubanos”, que fueron expulsados a España, le mereció el Premio Sajarov que otorga el influyente Parlamento Europeo. No pudo caer en mejores manos.
Todavía continúan otros valientes luchadores por la libertad en las Bastillas de la isla. Y allí, con el apoyo de quienes aman la libertad en el mundo, Fariñas continuará una quijotesca lucha que, algún día, más temprano que tarde, hará volver a la isla a los poetas, periodistas y escritores que hoy están prohibidos de regresar.
Podrá comprarse en las librerías libremente una novela de Vargas Llosa y no como hoy, cuando hay que leerlas a escondidas, pues está vetada. Increíble. Apago el televisor.
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