El venezolano dice desde la cárcel que no es un monstruo, sino un tipo muy humano
Su padre, abogado burgués y comunista, lo llamó Ilich Ramírez Sánchez cuando nació en Venezuela hace 59 años. Su madre, católica y conservadora, prefirió bautizarle como Carlos.
La policía, inspirándose en una novela de la época, le apodó El Chacal. Así pasó a la historia: "Carlos El Chacal".
En los años setenta se convirtió en el hombre más buscado del mundo, con más de 52 nombres diferentes repartidos en más de 100 pasaportes. Dejó tras de sí un rastro de 80 muertes, según el Ministerio del Interior francés.
Ahora se pudre en la cárcel y allí, por teléfono, lo ha entrevistado Antonio Jiménez Barca para El País: "No me arrepiento de nada".
Ilich Ramírez, 'Chacal'asó parte de su adolescencia en Londres, donde simultaneó su adhesión al comunismo con las fiestas a todo trapo pagadas por millonarios jeques árabes.
Estudió en la Universidad de la Unión Soviética. Ahí conoció a miembros de la resistencia palestina. Se unió a ellos.
Combatió contra el Ejército jordano en el denominado Septiembre Negro. Tenía 21 años. De allí volvió de nuevo a las fiestas de Londres, convertido ya en jefe de terroristas.
Se le atribuyen asesinatos a punta de pistola, bombazos en tiendas en el centro de París, en trenes, colocación de coches bomba...
Y está muy orgulloso de ello:
"Nadie ejecutó más operaciones que yo. Y estoy orgulloso de ello. Y se me trata como a un chacal".
Cuando le argumentan que eso que el llama "operaciones" acarreaba sangre y víctimas, ni se inmuta:
"Sí, cómo no. Pero pocas, pocas víctimas inocentes: el 10% de las bajas. El 10% no es nada".
SU AMIGO HUGO CHÁVEZ
Hugo Chávez consideró que Carlos Ilich buen amigo y n ejemplo. El 27 de noviembre de 2009, durante la recepción celebrada en Caracas en honor de al recibir al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, el presidente venezolazo se deshizo en elogios al asesino terrorista:
"Carlos fue un soldado de la OLP (Organización para la Liberación de Palestina) y nos representó a todos nosotros por la liberación del pueblo palestino".
Unos días antes, Chávez había afirmado que El Chacal fue "condenado injustamente" a cadena perpetua y que "la policía francesa lo secuestró". Francia convocó al embajador venezolano en París y le exigió explicaciones.
Chávez siguió en sus trece:
"Con la verdad ni ofendo ni temo. Uno va esperando y esperando, evaluando, pero consideré que llegó la hora de decir lo que yo creo"."Carlos fue un combatiente. Esa es una verdad del tamaño de las pirámides de Egipto. Estoy diciendo una verdad: fue un revolucionario Carlos Ilich Ramírez Sánchez. Luego lo llamaron El Chacal para satanizarlo, pero es un combatiente revolucionario"."No tengo noticias de que Sarkozy se ha ofendido. Espero que nadie se ofenda. Nadie tendría por qué hacerlo porque soy un hombre libre diciendo mi verdad. No estoy agrediendo a nadie, estoy reivindicando la condición de un compatriota mío".
LA REUNIÓN DE LA OPEP
En 1975, "El Chacal" secuestró, al mando de otros cinco terroristas, una reunión entera en Viena de la OPEP: tomó como rehenes a 60 personas, entre los que se contaban 11 ministros. Uno de éstos le definió como un tipo dotado de una inaudita capacidad mental para actuar bajo presión.
Se dice comunista desde 1964, profesa el islam, pero nunca fue ni espartano ni austero ni pobre: siempre gastó aires de dandi (incluso en la cárcel, donde va con un abrigo de cachemir).
"Vestirse decentemente es una cuestión de origen de clase, compañero. No hay que renegar de los orígenes de cada uno".
Durante más de 20 años de incógnito saltó de país en país, de Yemen a Uganda, de Siria a Argelia, de la Libia de Gaddafi a la Rumania de Ceausescu, hasta que fue detenido una madrugada de agosto de 1994 mientras dormía en una urbanización a las afueras de Jartún (Sudán), vendido por las autoridades sudanesas al famoso superespía francés Philippe Rondot.
Desde entonces languidece en una cárcel francesa, donde, dice, "abunda la mediocridad".
Está condenado a cadena perpetua por asesinar a sangre fría en un apartamento de París, en agosto de 1974, de tres balazos, tras invitarles a beber, a dos inspectores de policía franceses y a un antiguo compañero terrorista libanés que, según Carlos, le había traicionado.
LOS HITOS DE LA ENTREVISTA
Pregunta. ¿Han cambiado sus ideas políticas?
Respuesta. ¡Ah, caballero! Yo a los 14 años, en enero de 1964, entré en las Juventudes Comunistas de Venezuela. Y hasta el día de hoy no he cambiado un pelo. Sigo siendo comunista. No soy un tipo dogmático, he estudiado, he conocido a gente importante en la dirección de países comunistas. Sigo fiel a los principios inmanentes leninistas: soy un comunista convencido y militante.
P. ¿Y sigue defendiendo la utilización de las armas?
R. Según la coyuntura. En situaciones determinadas. Como en Colombia, estos días. O en Afganistán: eso es legítimo.
P. ¿Usted no se arrepiente de nada?
R. El arrepentimiento es un concepto religioso. Yo no digo que nunca haya pecado. Pero en la lucha militante revolucionaria, no. Uno es mujeriego, le gusta beber caña, ron, buen vino, y ahora que soy musulmán, no debería hacerlo: de hecho, no lo hago porque estoy preso.
P. ¿Qué piensa de Bin Laden?
R. Hay muchos hijos de estos árabes que son de lo más corruptos: herederos, ricos que no viven sino en la sinvergonzonería y la droga. Y este muchacho, un hijo de un árabe rico, es un idealista, hizo la yihad. Respeto para esa gente.
P. Bin Laden deó e inspiró el 11 de Septiembre y el 11 de Marzo...
R. Son dos cosas distintas.
P. Son dos atentados
R. No mezcle las cosas. A mí lo del 11-M me dio tristeza.
P. ¿Y el 11-S no?
R. En el 11-S yo me caí en el culo, como el que dice. Fue un golpe extraordinario contra el imperialismo.
P. Esas torres estaban llenas de personas inocentes...
R. ¡Una fracción de las personas que han asesinado los americanos en Medio Oriente!
P. Eso mismo pensaban los que atentaron en los trenes de Madrid.
R. Hay una diferencia: la gente que iba en los trenes no tenía nada que ver con la agresión de los ejércitos.
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