Barbarie colonial
Barbarie, hornos a cal de Héliopolis, brutalidades y matanzas, ejecuciones sumarias, persecución constituyen el apogeo de un genocidio cometido por el ejército colonial francés, las milicias partidarias de Argelia francesa. En el momento en el que los pueblos del mundo entero celebraban en la euforia la victoria contra el régimen hitleriano, el momento en el que nuestros conciudadanos combatieron al lado de los Aliados, pagaron de su sangre, la respuesta del poder colonial, sangriento, se derribó durante semanas enteras sobre manifestantes que sólo reclamaban su derecho a vivir en la dignidad y a librarse.
Era sin contar con los comandos de la muerte que se ensañaron matando e hiriendo decenas de millares de argelinos sobre las plazas, los estadios, total por todas partes dónde esto era posible. La memoria guarda para la posteridad los hornos de la vergüenza. La conmemoración del 8 de Mayo de 1945 exalta el sacrificio para abolir el reino de la injusticia, borrar a los perjurios, en un mundo de paz, de coexistencia pacífica. Es un momento de recogimiento, a la memoria de decenas de millares de mártires de la causa nacional, de los heridos, de los mutilados. Los ajusticiados de mayo de 1945 son los pioneros de la resistencia contra el colonialismo, el preludio glorioso el disparo de la Revolución de noviembre de 1954.
Cuando grupúsculos nostálgicos de un pasado hecho oprobio, negación del otro, se ponen en un arranque irracional que glorifica el colonialismo, que alaba los méritos, se vuelcan en una ceguera mental que hace ultraje a la historia. Hay que dar prueba de una ingenuidad increíble para pretender que el colonialismo es sinónimo de avanzadas emancipadores, de progreso. Sería más juicioso de seguro de hablar de civilización.
El 8 de mayo de 1945 es un símbolo significativo de esta voluntad de querer vivir en la dignidad, la libertad expoliada. Es un acta que agobia sobre la naturaleza del colonialismo, su doctrina, su espíritu y su carta. Las manifestaciones del 8 de mayo de 1945 representan una etapa histórica fundamental, la partida de nacimiento de la alianza y de la unificación de los rangos del movimiento nacional en lo que tiene de determinar sobre el proceso de recubrimiento de nuestra identidad, de nuestra independencia.
No es exagerado de hablar de empuje verdadero nacionalista y radical en sus reivindicaciones y en sus objetivos. Estas manifestaciones populares sacudieron el sistema colonial, inspirando las luchas de los pueblos bajo dominación colonial en África, en Asia, y marcado el principio de una era nueva en la historia de la humanidad.
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