Debate. Libro de Nelson Manrique genera polémica entre intelectuales de izquierda. Para historiadores los supuestos virajes del aprismo surgieron del contexto de una democracia precaria y quebrada por golpes militares.
Inés Flores Merino.
¿Haya de la Torre traicionó los principios del aprismo? La respuesta es afirmativa para el historiador Nelson Manrique, tal como lo sostiene en su libro “Usted fue aprista”, cuya publicación ha dado lugar a una polémica entre intelectuales de izquierda principalmente. El estudioso del aprismo Hugo Vallenas entra en el debate y explica que los diferentes cambios que experimentó la estrategia aprista tienen que estudiarse e interpretarse en sus respectivos contextos sociales y políticos.
La crítica de Manrique apunta fundamentalmente al discurso radical de Haya de la Torre expuesto en sus libros “Por la Emancipación de América Latina” (1927) y “El antiimperialismo y el Apra” (1936). De su lectura concluye que los virajes hacia la derecha y la alianza con la oligarquía indican la claudicación hayista de sus principios ideológicos. También acusa a Haya de “inconsecuencia revolucionaria” por incitar a insurrecciones armadas para, finalmente, optar por la vía electoral.
Otra historia
Vallenas –historiador, periodista y apristólogo con varias obras– reconoce los virajes en el Apra que registra Manrique, pero discrepa de sus conclusiones. “Hay evolución y cambios pero no una transformación decisiva de la izquierda a la derecha. No hay escopeta de dos cañones, sino que (esos cambios) forman parte de una dialéctica del programa mínimo y del programa máximo”.
Por ejemplo, ante la acusación de Manrique de que Haya y el aprismo ocultaron durante décadas el libro “El antiimperialismo y el Apra” como prueba de un supuesto viraje hacia la derecha, Vallenas refuta esa idea y explica que el largo espacio entre la segunda y tercera edición del mencionado libro se justificó por el interés del Apra de buscar una aproximación a las Fuerzas Armadas, cuyo divorcio incentivaba la oligarquía y el comunismo local. Esta circunstancia no es tomada en cuenta en absoluto por Manrique.
Asimismo, en cuanto a la acusación de que Haya solía utilizar la táctica de la escopeta de los dos cañones, el apristólogo señala que no había tal cosa, sino que la insurrección era un mecanismo de presión para derivar hacia la vía electoral.
“Las veces que el aprismo ha conspirado o ha tenido que tomar las armas ha sido siempre en alianza con los demás grupos, incluso de derecha, para convocar a elecciones. Nunca ha estado el aprismo por una revolución en armas, por la vía radical, sino por la preservación de la democracia, y dentro de la democracia hacer sus reformas.
Asegura que cada vez que el aprismo tomó las armas lo hizo buscando un pacto. Y cuando fracasaron sus insurrecciones fue por falta de coordinación, como ocurrió en 1932 para apoyar al comandante Gustavo Jiménez contra el dictador Sánchez Cerro.
En cuanto a las cuestionadas alianzas del Apra con la oligarquía, el apristólogo pidió considerar que los apristas por muchos años estuvieron proscritos, “casi 50 años sin derecho a existir”, y “pese a eso han subsistido”. Por eso “en ellos había una gran fe en la promesa a largo plazo” que Haya invocaba para explicar dichos pactos.
“El aprista acepta alianzas porque, ante largos años de persecución, las ve como la única forma de conquistar la legalidad. Incluso aceptaron cambiar su nombre por el de Partido del Pueblo, apoyar a Prado o a Odría con la sola finalidad que se elimine el veto que había de las Fuerzas Armadas contra ellos”, dijo.
Y cuando ha hecho esas alianzas (Haya) siempre dijo que era algo temporal, una táctica necesaria por la debilidad de la democracia peruana, por la fuerza de los enemigos, por el peligro de nuevos golpes de estado, para poco a poco crear condiciones para relanzar un programa más agresivo de reformas”.
Según Vallenas, el Haya y el Apra radical de Manrique solo existen en su tesis, mas no así en los hechos ni en los libros ni en la historia de ese partido. Por ejemplo, menciona que desde su primer libro, “Por la emancipación de América Latina”, Haya precisa que el antiimperialismo del Apra no es tajante, sino que selecciona las inversiones extranjeras y trata de adecuarlas a una política realista. Ilustra que se trata de un antiimperialismo selectivo, a diferencia del que planteaba Mariátegui, de corte estrictamente radical
REACCIONES
"“…La sola sobrevivencia del APRA como el partido más importante del país, ¿no plantea que hubo cierta racionalidad en esas decisiones?”.
Martín Tanaka
Sociólogo
"“¿Por qué (el Apra) se mantiene por 80 años como un partido de masas, bien organizado, mientras nosotros (la izquierda) permanecemos dispersos?”.
Antonio Zapata
Historiador
La clave
¿Usted fue aprista? Para Hugo Vallenas, el título de la obra de Manrique alude no a una traición a los principios del Apra sino a que ser aprista es una manera de ser peruano. “¿Quién no ha sido aprista en el Perú?”, preguntó. Manrique más bien cuenta la anécdota que se dio en un evento social entre Haya y el poeta Juan Gonzalo Rose que se había apartado del partido. Haya le recordó: “¡Usted fue aprista!”, y Rose le respondió: “¡Usted también!”.
Otras miradas críticas
Para el politólogo Martín Tanaka, la tesis de Manrique no es del todo convincente. “Si miramos la conducta de Haya, no desde la inconsecuencia revolucionaria sino a la luz de los procesos truncos de aparición de una comunidad democrática, la estrategia del Apra de abandono de estrategias insurreccionales por vías electorales y búsqueda de acuerdos políticos con sus adversarios, no resulta negativa”.
Para el historiador Antonio Zapata, “Manrique ha empleado el antiimperialismo como los protestantes usan la Biblia, contrastando
sus enseñanzas morales con el comportamiento disoluto de la grey” y “solo se enfoca en los defectos del Apra, sin ofrecer una explicación de sus virtudes políticas”.
Inés Flores Merino.
¿Haya de la Torre traicionó los principios del aprismo? La respuesta es afirmativa para el historiador Nelson Manrique, tal como lo sostiene en su libro “Usted fue aprista”, cuya publicación ha dado lugar a una polémica entre intelectuales de izquierda principalmente. El estudioso del aprismo Hugo Vallenas entra en el debate y explica que los diferentes cambios que experimentó la estrategia aprista tienen que estudiarse e interpretarse en sus respectivos contextos sociales y políticos.
La crítica de Manrique apunta fundamentalmente al discurso radical de Haya de la Torre expuesto en sus libros “Por la Emancipación de América Latina” (1927) y “El antiimperialismo y el Apra” (1936). De su lectura concluye que los virajes hacia la derecha y la alianza con la oligarquía indican la claudicación hayista de sus principios ideológicos. También acusa a Haya de “inconsecuencia revolucionaria” por incitar a insurrecciones armadas para, finalmente, optar por la vía electoral.
Otra historia
Vallenas –historiador, periodista y apristólogo con varias obras– reconoce los virajes en el Apra que registra Manrique, pero discrepa de sus conclusiones. “Hay evolución y cambios pero no una transformación decisiva de la izquierda a la derecha. No hay escopeta de dos cañones, sino que (esos cambios) forman parte de una dialéctica del programa mínimo y del programa máximo”.
Por ejemplo, ante la acusación de Manrique de que Haya y el aprismo ocultaron durante décadas el libro “El antiimperialismo y el Apra” como prueba de un supuesto viraje hacia la derecha, Vallenas refuta esa idea y explica que el largo espacio entre la segunda y tercera edición del mencionado libro se justificó por el interés del Apra de buscar una aproximación a las Fuerzas Armadas, cuyo divorcio incentivaba la oligarquía y el comunismo local. Esta circunstancia no es tomada en cuenta en absoluto por Manrique.
Asimismo, en cuanto a la acusación de que Haya solía utilizar la táctica de la escopeta de los dos cañones, el apristólogo señala que no había tal cosa, sino que la insurrección era un mecanismo de presión para derivar hacia la vía electoral.
“Las veces que el aprismo ha conspirado o ha tenido que tomar las armas ha sido siempre en alianza con los demás grupos, incluso de derecha, para convocar a elecciones. Nunca ha estado el aprismo por una revolución en armas, por la vía radical, sino por la preservación de la democracia, y dentro de la democracia hacer sus reformas.
Asegura que cada vez que el aprismo tomó las armas lo hizo buscando un pacto. Y cuando fracasaron sus insurrecciones fue por falta de coordinación, como ocurrió en 1932 para apoyar al comandante Gustavo Jiménez contra el dictador Sánchez Cerro.
En cuanto a las cuestionadas alianzas del Apra con la oligarquía, el apristólogo pidió considerar que los apristas por muchos años estuvieron proscritos, “casi 50 años sin derecho a existir”, y “pese a eso han subsistido”. Por eso “en ellos había una gran fe en la promesa a largo plazo” que Haya invocaba para explicar dichos pactos.
“El aprista acepta alianzas porque, ante largos años de persecución, las ve como la única forma de conquistar la legalidad. Incluso aceptaron cambiar su nombre por el de Partido del Pueblo, apoyar a Prado o a Odría con la sola finalidad que se elimine el veto que había de las Fuerzas Armadas contra ellos”, dijo.
Y cuando ha hecho esas alianzas (Haya) siempre dijo que era algo temporal, una táctica necesaria por la debilidad de la democracia peruana, por la fuerza de los enemigos, por el peligro de nuevos golpes de estado, para poco a poco crear condiciones para relanzar un programa más agresivo de reformas”.
Según Vallenas, el Haya y el Apra radical de Manrique solo existen en su tesis, mas no así en los hechos ni en los libros ni en la historia de ese partido. Por ejemplo, menciona que desde su primer libro, “Por la emancipación de América Latina”, Haya precisa que el antiimperialismo del Apra no es tajante, sino que selecciona las inversiones extranjeras y trata de adecuarlas a una política realista. Ilustra que se trata de un antiimperialismo selectivo, a diferencia del que planteaba Mariátegui, de corte estrictamente radical
REACCIONES
"“…La sola sobrevivencia del APRA como el partido más importante del país, ¿no plantea que hubo cierta racionalidad en esas decisiones?”.
Martín Tanaka
Sociólogo
"“¿Por qué (el Apra) se mantiene por 80 años como un partido de masas, bien organizado, mientras nosotros (la izquierda) permanecemos dispersos?”.
Antonio Zapata
Historiador
La clave
¿Usted fue aprista? Para Hugo Vallenas, el título de la obra de Manrique alude no a una traición a los principios del Apra sino a que ser aprista es una manera de ser peruano. “¿Quién no ha sido aprista en el Perú?”, preguntó. Manrique más bien cuenta la anécdota que se dio en un evento social entre Haya y el poeta Juan Gonzalo Rose que se había apartado del partido. Haya le recordó: “¡Usted fue aprista!”, y Rose le respondió: “¡Usted también!”.
Otras miradas críticas
Para el politólogo Martín Tanaka, la tesis de Manrique no es del todo convincente. “Si miramos la conducta de Haya, no desde la inconsecuencia revolucionaria sino a la luz de los procesos truncos de aparición de una comunidad democrática, la estrategia del Apra de abandono de estrategias insurreccionales por vías electorales y búsqueda de acuerdos políticos con sus adversarios, no resulta negativa”.
Para el historiador Antonio Zapata, “Manrique ha empleado el antiimperialismo como los protestantes usan la Biblia, contrastando
sus enseñanzas morales con el comportamiento disoluto de la grey” y “solo se enfoca en los defectos del Apra, sin ofrecer una explicación de sus virtudes políticas”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario