Multitud sepultó sus restos exhumados meses atrás. Víctima de la dictadura de Pinochet. Médicos analizaron restos para identificar a sus asesinos.
Santiago de Chile. EFE
Treinta y seis años después de haber sido detenido, torturado y acribillado a balazos en el cruento golpe militar chileno, Víctor Jara, considerado el músico popular más grande de Latinoamérica, fue despedido ayer por miles de personas en una emotiva manifestación de admiración y cariño.
Jara, uno de los millares de ejecutados políticos que fueron víctimas de las dictaduras que asolaron Latinoamérica hace tres décadas, fue enterrado en el Cementerio General de Santiago el 16 de setiembre de 1973 por su viuda, Joan Turner, en una triste y solitaria ceremonia.
Pero en junio pasado su cuerpo fue exhumado del nicho para ser sometido a análisis forenses con el fin de esclarecer cómo y quién ordenó un asesinato, cuyos autores todavía siguen sin ser castigados.
Varios miles de personas que portaban banderas rojas y entonaban sus canciones se congregaron a primera hora de la mañana frente a la sede de la Fundación Víctor Jara, donde se realizó el velatorio del autor de “Te recuerdo Amanda”, al que este viernes acudió la presidenta chilena Michelle Bachelet.
A las 10.30 hora local (13.30 GMT), el ataúd de Víctor Jara, restaurado por su hija Amanda, fue depositado en la carroza fúnebre. Antes, sus restos habían sido envueltos en una manta multicolor que le regaló en vida Angelita Huenumán, una tejedora mapuche del sur de Chile que le inspiró la canción del mismo nombre.
Encima del féretro fue colocada la manta negra y roja con la que Víctor Jara solía presentarse en sus recitales en vivo y un ramillete de claveles rojos, símbolo del Partido Comunista de Chile, en el que militaba el cantautor, actor y director teatral.
Detrás del féretro del cantautor, que iba sobre un coche mortuorio gris, marchaban Joan Turner, sus hijas Manuela y Amanda.
“¡Compañero Víctor Jara presente, ahora y siempre”, ¡Verdad y justicia, no a la impunidad”, corearon los asistentes que durante cinco horas recorrieron las calles de los barrios populares de la capital chilena.
Mientras, desde los balcones y ventanas, cientos de personas saludaban el paso del cortejo, agitaban pañuelos blancos y lanzaban claveles rojos.
“¡Catalina, no te agaches, mira lo que tienes que mirar!”, le dijo con lágrimas en los ojos una madre a su pequeña hija subida sobre sus hombros.
Cuando la romería de familiares, seguidores y amigos de Víctor Jara cruzó el puente sobre la Carretera Panamericana, los automovilistas hicieron sonar sus bocinas.
Uno de los momentos más emotivos del recorrido de más de cinco horas por las calles del centro de Santiago tuvo lugar al llegar a la “Pérgola de las Flores”, donde los vendedores recibieron la carroza fúnebre con una lluvia de pétalos multicolores.
“Es un triunfo de la memoria sobre el olvido”, comentó Jorge Arrate, el único aspirante a La Moneda que asistió a la despedida del artista.
“Este es un reencuentro con las luchas que él impulsó, con la esperanza y el compromiso de que es posible construir en este continente nuestro sociedades con justicia, paz y libertad”, dijo a Efe la embajadora de Venezuela en Chile, María Lourdes Urbaneja.
“Víctor Jara es un símbolo de la lucha popular contra la dictadura. Lo único que empaña esta ceremonia es que todavía no se ha castigado a los asesinos”, dijo a Efe el presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier.
Tras un acto de homenaje celebrado frente al cementerio, los restos de Víctor Jara fueron inhumados en una ceremonia privada con la presencia de solo familiares y amigos.
Sus restos fueron nuevamente depositados en el mismo nicho donde Joan Turner le dio sepultura en 1973.
“Víctor Jara por fin descansa en paz, y sus asesinos, no”, lloraba una anciana.
Te recuerdo, amigo cantante
El abogado Boris Navia, testigo de la muerte de Jara, recuerda en El País cómo trataron al cantante chileno
–¡A ese hijo de puta me lo traen para acá! –gritó a un conscripto. “¡A ese huevón!, ¡a ese! ¡no me lo traten como señorita, carajo!”, espetó insatisfecho el oficial.
–¡Así que vos sos Víctor Jara, el cantante marxista, comunista concha de tu madre, cantor de pura mierda!
El Príncipe (oficial aún no identificado) tiene visitas de oficiales y quiere exhibir a Jara. Un oficial de la Fuerza Aérea que está con un cigarrillo le pregunta a Jara si fuma. Con la cabeza, niega. “Ahora vas a fumar”, advierte, y le arroja el cigarrillo. “¡Tómalo!”, grita. Jara se estira tembloroso para recogerlo. “¡A ver si ahora vas a tocar la guitarra, comunista de mierda!”, grita el oficial y pisotea las manos de Jara, relata Navia.
Santiago de Chile. EFE
Treinta y seis años después de haber sido detenido, torturado y acribillado a balazos en el cruento golpe militar chileno, Víctor Jara, considerado el músico popular más grande de Latinoamérica, fue despedido ayer por miles de personas en una emotiva manifestación de admiración y cariño.
Jara, uno de los millares de ejecutados políticos que fueron víctimas de las dictaduras que asolaron Latinoamérica hace tres décadas, fue enterrado en el Cementerio General de Santiago el 16 de setiembre de 1973 por su viuda, Joan Turner, en una triste y solitaria ceremonia.
Pero en junio pasado su cuerpo fue exhumado del nicho para ser sometido a análisis forenses con el fin de esclarecer cómo y quién ordenó un asesinato, cuyos autores todavía siguen sin ser castigados.
Varios miles de personas que portaban banderas rojas y entonaban sus canciones se congregaron a primera hora de la mañana frente a la sede de la Fundación Víctor Jara, donde se realizó el velatorio del autor de “Te recuerdo Amanda”, al que este viernes acudió la presidenta chilena Michelle Bachelet.
A las 10.30 hora local (13.30 GMT), el ataúd de Víctor Jara, restaurado por su hija Amanda, fue depositado en la carroza fúnebre. Antes, sus restos habían sido envueltos en una manta multicolor que le regaló en vida Angelita Huenumán, una tejedora mapuche del sur de Chile que le inspiró la canción del mismo nombre.
Encima del féretro fue colocada la manta negra y roja con la que Víctor Jara solía presentarse en sus recitales en vivo y un ramillete de claveles rojos, símbolo del Partido Comunista de Chile, en el que militaba el cantautor, actor y director teatral.
Detrás del féretro del cantautor, que iba sobre un coche mortuorio gris, marchaban Joan Turner, sus hijas Manuela y Amanda.
“¡Compañero Víctor Jara presente, ahora y siempre”, ¡Verdad y justicia, no a la impunidad”, corearon los asistentes que durante cinco horas recorrieron las calles de los barrios populares de la capital chilena.
Mientras, desde los balcones y ventanas, cientos de personas saludaban el paso del cortejo, agitaban pañuelos blancos y lanzaban claveles rojos.
“¡Catalina, no te agaches, mira lo que tienes que mirar!”, le dijo con lágrimas en los ojos una madre a su pequeña hija subida sobre sus hombros.
Cuando la romería de familiares, seguidores y amigos de Víctor Jara cruzó el puente sobre la Carretera Panamericana, los automovilistas hicieron sonar sus bocinas.
Uno de los momentos más emotivos del recorrido de más de cinco horas por las calles del centro de Santiago tuvo lugar al llegar a la “Pérgola de las Flores”, donde los vendedores recibieron la carroza fúnebre con una lluvia de pétalos multicolores.
“Es un triunfo de la memoria sobre el olvido”, comentó Jorge Arrate, el único aspirante a La Moneda que asistió a la despedida del artista.
“Este es un reencuentro con las luchas que él impulsó, con la esperanza y el compromiso de que es posible construir en este continente nuestro sociedades con justicia, paz y libertad”, dijo a Efe la embajadora de Venezuela en Chile, María Lourdes Urbaneja.
“Víctor Jara es un símbolo de la lucha popular contra la dictadura. Lo único que empaña esta ceremonia es que todavía no se ha castigado a los asesinos”, dijo a Efe el presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier.
Tras un acto de homenaje celebrado frente al cementerio, los restos de Víctor Jara fueron inhumados en una ceremonia privada con la presencia de solo familiares y amigos.
Sus restos fueron nuevamente depositados en el mismo nicho donde Joan Turner le dio sepultura en 1973.
“Víctor Jara por fin descansa en paz, y sus asesinos, no”, lloraba una anciana.
Te recuerdo, amigo cantante
El abogado Boris Navia, testigo de la muerte de Jara, recuerda en El País cómo trataron al cantante chileno
–¡A ese hijo de puta me lo traen para acá! –gritó a un conscripto. “¡A ese huevón!, ¡a ese! ¡no me lo traten como señorita, carajo!”, espetó insatisfecho el oficial.
–¡Así que vos sos Víctor Jara, el cantante marxista, comunista concha de tu madre, cantor de pura mierda!
El Príncipe (oficial aún no identificado) tiene visitas de oficiales y quiere exhibir a Jara. Un oficial de la Fuerza Aérea que está con un cigarrillo le pregunta a Jara si fuma. Con la cabeza, niega. “Ahora vas a fumar”, advierte, y le arroja el cigarrillo. “¡Tómalo!”, grita. Jara se estira tembloroso para recogerlo. “¡A ver si ahora vas a tocar la guitarra, comunista de mierda!”, grita el oficial y pisotea las manos de Jara, relata Navia.
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